Cine y Valores

Goodbye Berlin

Título original: 
Tschick
Puntuación: 
7

Average: 7 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2016
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
93
Valores: 
Crítica: 

Un profesor se indigna con un alumno, Maik, de 14 años, por una redacción en la que éste habla abiertamente, como de algo natural, del alcoholismo de su madre. Así conocemos al muchacho, inadaptado en su escuela, hijo de padres ricos pero conflictivos. Empiezan las vacaciones estivales, la madre ingresa en una clínica de rehabilitación, el padre se va a un «viaje de negocios» con su «secretaria» y Maik va a quedarse solo en casa. Un nuevo compañero de clase, Tschick, un inmigrante ruso de aspecto inquietante, aparece de súbito con un coche robado, y lo convence para emprender juntos una aventura.

La película es una adaptación de la novela homónima de Wolgan Herrnorf, que Fatih Akin es capaz de recrear sin privarla de lo que constituye su esencia: una aventura loca de dos adolescentes en el ambiente desconcertante de los alemanes del Este a la caída del Imperio soviético. Los dos adolescentes son unos marginados en la escuela, en la familia y en la sociedad. De Maik lo sabemos todo, pero el entorno de Tschick es un auténtico misterio, no conocemos nada de su familia ni de sus orígenes, salvo que es ruso. Son dos seres marginales en una sociedad desubicada de su espacio y de su tiempo tras la reunificación de Alemania. Y Akin muestra el camino para romper el cerco agobiante de la soledad y el sinsentido: crear una relación humana valiosa. Así Goodbye Berlin (Por una vez, el título que se le ha dado en España resulta más acertado que el original) constituye un viaje iniciático de dos jóvenes, que por primera vez en sus vidas conocen el valor de la amistad.

Hay otros temas sugeridos, como la necesidad del hogar familiar como reducto de seguridad para empezar a descubrir la vida y el peligro de la escuela de convertirse en un espacio hostil para algunos niños. Pero Akin los utiliza sólo como contexto de los dos protagonistas, que van a vivir un momento único en sus vidas, que definirá su personalidad y marcará toda su existencia. Lo nuclear de la historiaes la amistad que va brotando sobre el terreno de las torpezas, las insensateces, la atracción por el otro sexo, el primer amor, las risas y el gusto por la libertad después de haber roto amarras, que en ningún caso eran de afecto. El resultado de toda esa mezcla es una comedia adolescente interesante y entretenida.

Ekin utiliza bien la cámara y los dos jóvenes actores encarnan muy bien a sus respectivos personajes. En algún momento se diluyen los límites entre lo imaginado y lo real -el encuentro con Tatjana, de quien Maik está enamorado, y el tiroteo del padre y de su amante-, pero siempre en función de ir mostrando el interior del muchacho, sus deseos y sus rencores. La música resulta bastante desconcertante, entre Richard Clayderman y el rock. Sin embargo funciona muy bien para marcar la ternura melancólica de la infancia que se aleja y la alocada rebeldía de la adolescencia que se impone.

Una comedia correcta, que, a pesar de los contenidos dramáticos, al final, deja un regusto optimista.