DAVID CONTRA GOLIAT
En ocasiones la realidad supera a la ficción. Golpe a Wall Street es el relato de un caso real increíble, que Ben Mezrichdescribió en su libro The Antisocial Network, en el que se ha basado el guion de Lauren Schuker Blum y Rebecca Angelo.
Keith Gill, un muchacho avispado y aficionado a las finanzas, tuvo la intuición de que podía ser rentable invertir en ‘GameStop’, una tienda de videojuegos y electrónica, cuyas acciones apenas si se cotizaban. La operación era contraria a cualquier sensatez, pero él se dejó llevar de su corazonada e invirtió todos los ahorros de la familia. Lo compartió con sus seguidores en su programa de YouTube y muchas personas empezaron, a su vez, a comprar acciones de ‘GameStop’. Se trataba de gente con pocos recursos, era lo que en Wall Street se llamaba despectivamente ‘el dinero de los tontos’.
Pero eran tantos que el valor de la empresa comenzó a subir y esos muchos tontos empezaron a obtener pingües beneficios con sus humildes inversiones. La reacción de los ‘ricos-cada-vez-más-ricos’, que, en este caso, estaban perdiendo dinero y no sabían muy bien cómo parar la sangría, no se hizo esperar y se desencadenó una batalla financiera prácticamente sin precedentes. Fue tal la conmoción en el mundo de las finanzas, que Keith Gill y sus ricos contrincantes fueron todos llamados a declarar ante el Congreso de los Estados Unidos.
El principio de la película puede asustar un poco al espectador, en el sentido de pensar que uno no va a entender nada, porque, ciertamente, son temas muy complejos. Pero Craig Gillespie y los guionistas han tenido el acierto de traducir las nociones bursátiles al ‘román paladino’ y lo han hecho comprensible para el común de los mortales que asistimos al cine.
Es correcta la denuncia de las malas praxis en el mercado bursátil por parte de los más poderosos, pero a Gillespie se le va un poco la mano al convertir unos hechos concretos en una lucha de clases general entre ricos y pobres, unos abusando despiadadamente, otros condenados a no poder ni tan siquiera intentar participar en el juego.
La película resulta muy entretenida, el guion es muy ágil y los actores hacen un buen trabajo. Paul Dano está extraordinario como ese estrafalario personaje de Keith Gill, un influencer de las redes, que es un buen padre, que, con su esposa forman una pareja muy sólida y que está muy unido a sus padres y a su hermano. Aunque, este canto a la familia, tiene también el efecto de agudizar el maniqueísmo de los dos bandos en liza: los pobres son los buenos y los ricos son perversos y viciosos. Repetimos, a Lauren Schuker Blum y a Rebecca Angelo se les ha ido la mano.