Cine y Valores

Footprints, el camino de tu vida

Título original: 
Footprints, el camino de tu vida
Género: 
Puntuación: 
7

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Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2016
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Intérpretes: 
Distribuidora: 
Duración: 
89
Crítica: 

Un sacerdote español, el padre Sergio, párroco en el pueblo de Gilbert, en Arizona, se prepara física y espiritualmente para cumplir un sueño que acaricia desde niño: hacer el camino de Santiago. Su anuncio no oculta ninguna dificultad: «Se buscan personas dispuestas a caminar 1000 kilómetros durante 40 días. No se ofrecen garantías de llegar al destino, pero sí se prometen jornadas de sufrimiento intenso, con frío y calor en proporciones iguales. Las lesiones musculares y las ampollas son más que probables, así como el desaliento que invitará a abortar el plan. Se dormirá poco, algunas noches sobre el duro suelo o en un saco bajo la lluvia. Si alguien se pierde, deberá caminar más distancia de la prevista. Así disfrutará más tiempo de la belleza incomparable de los paisajes del Camino de Santiago. Quienes ya lo han recorrido desde hace siglos, aseguran que ayuda a descubrir el sentido de la propia existencia». Kevin, Pedro, Iván, Tiny, Isaac, Troy, Héctor, Isaiah, Patrick y John, cuyas edades oscilan entre los 20 y los 45 años, responden a la invitación y, junto al padre Sergio, forman el grupo que emprende el «Camino».

Cotelo, con su cámara, hace la crónica de ese itinerario, que empezó el 19 de junio de 2014 para culminar el 24 de julio a los pies del apóstol. Siguieron el «Camino del norte», desviándose para visitar lugares tan significativos como la casa de san Ignacio de Loyola, Santo Toribio de Liébana y la cueva de la Virgen de Covadonga. Para ese grupo de «peregrinos» el trayecto de 1000 kilómetros implicaba, ante todo, un viaje interior en el que se iba avanzando en el desarrollo personal y el crecimiento espiritual. Cotelo va plasmando el avanzar de esos hombres por paisajes idílicos, pero difíciles y hasta hostiles no pocas veces. Pero, al mismo tiempo que nos va mostrando sus ampollas, cansancios, dificultades, se detiene en ofrecernos el retrato interior de cada peregrino, su historia, sus inquietudes, sus dudas y su paulatina transformación. A medida que van cubriendo etapas del camino físico, van alcanzando metas de su crecimiento interior. Al principio eran once personas con una meta común, pero, según pasan los días, reflexionan sobre cuestiones de la vida y de la fe, y rezan juntos, el grupo se va cohesionando. Se crea unidad entre ellos, porque todos participan de un mismo ideal espiritual y humano, que es mucho más profundo que el camino físico.

La fotografía es espléndida y el ritmo es tan ágil que los minutos pasan sin sentirlos. Un acierto que le da frescura a la narración son unas breves escenas de animación, que, a modo de paréntesis, ofrecen aclaraciones históricas. Son pinceladas muy breves, de una ingenuidad deliciosa, que no sólo no cortan el ritmo de la historia, sino que aflojan la tensión y el dramatismo del sufrimiento y el esfuerzo.

Es un film digno de verse y de ser apoyado porque, además de su calidad cinematográfica, encierra una gran lección de vida y de vivencia de la fe. Añadamos a esto que parte de la recaudación de la película se destinará a Cáritas.