Cine y Valores

El regreso de Ben

Título original: 
Ben is Back
Género: 
Puntuación: 
7

Average: 7 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2018
Dirección: 
Guión: 
Fotografía: 
Distribuidora: 
Duración: 
103
Valores: 
Crítica: 

Holly Burns está felizmente casada con Neal, afroamericano, con el que tienen dos hijos en común, Lacey y Liam. De los otros dos hijos de Holly, fruto de una relación anterior, solo la adolescente Ivy vive actualmente en la casa familiar, pues Ben, el primogénito, está ingresado en un centro de rehabilitación por su adicción a las drogas. Sorprendentemente, esa noche Ben regresa a casa para celebrar la Nochebuena con su familia. Las reacciones son variadas y fácilmente explicables: Holly se siente totalmente feliz de poder abrazar a su hijo, si bien de inmediato retira de su alcance todo medicamento y cuanto pudiera significar una tentación, porque, en el fondo, no confía en él; Ivy reacciona con desconfianza ya que no cree que su hermano esté curado y, además, teme la ingenuidad de su madre cuando de Ben se trata; también Neal se muestra receloso por lo que pueda suceder con el chico en casa. Los dos pequeños, ajenos a los problemas de los mayores, juegan alborozados con Ben, muy cariñoso con ellos. Durante las 24 horas siguientes, Holly tendrá que afrontar la realidad e intentar apoyar a su hijo al mismo tiempo que lucha por que no se rompa la armonía familiar.   

Peter Hedges -director y guionista- presenta con precisión la dolorosa realidad de una familia cuando uno de sus miembros cae en el agujero negro de la droga. Entregarse a una adicción supone despeñarse por el tobogán de un vértigo, cuya previsible estación término es la destrucción personal del adicto, es decir, no solo implica la quiebra de la salud, sino también su derrumbe como persona. En ese proceso de devastación, el adicto arrastra irremisiblemente a cuantos están vinculados a él por lazos afectivos. Pero también es cierto que el mismo amor tiene la fuerza suficiente para plantar cara y vencer a la fuerza avasalladora de los impulsos desenfrenados.

El telón de fondo de la Navidad contribuye bien a estimular las emociones de personajes y espectadores. Hedges presenta el macabro contraste entre el rango más elevado de realidad, en la misa de Nochebuena, cuando se celebra la irrupción de Dios en la historia del hombre por un amor infinito, y el nivel de la fuerza del mal que tira del hombre hacia los abismos de la desolación.

Lucas Hedges -hijo del director- lleva a cabo un trabajo extraordinario como el joven atormentado, atrapado entre la fidelidad a su familia y los fantasmas del pasado, internos y externos, de los que no consigue liberarse. Los secundarios, Courtney B. Vance como Neal, el sensato y generoso padre de familia, una estupenda Kathryn Newton como la inteligente y realista Ivy, los niños Lacey y Liam y el resto del elenco  cumplen todos perfectamente. Pero quien realmente lleva el peso de la película es una inconmensurable Julia Roberts. Si alguien pensó que su papel en Wonders era insuperable, se verá gratamente sorprendido por la magnífica madre coraje que compone una actriz a quien solo ella misma podía superar.

Una buena película, con un drama humano muy real y cercano, visto sin edulcorantes pero bajo el prisma del amor incondicional.