La película está inspirada en la historia del director de orquesta Silvio Baccarelli, fundador del Instituto que lleva su nombre, uno de cuyos programas socioculturales más importantes es la Orquesta Sinfónica Heliópolis.

El joven violinista Laerte ha visto truncadas sus ilusiones de entrar a formar parte de la Orquesta sinfónica de São Paulo. Acuciado por la necesidad, acepta el trabajo que le ofrece una ONG y se convierte en profesor de violín de un grupo de conflictivos adolescentes en Heliópolis, la favela más grande de la ciudad. Al principio parece que no va a lograr adaptarse a un ambiente tan hostil, pero poco a poco se van creando vínculos de afecto con sus alumnos, entre los que descubre algunos grandes talentos ocultos y a los que va a conseguir ofrecer nuevas perspectivas de vida.

Sérgio Machado nos brinda la historia conmovedora de un puñado de adolescentes, sin otro horizonte que la delincuencia y la violencia, que consiguen, a través de la música, elevarse al nivel de la creatividad y de la realización personal. El profesor de violín es un ejemplo más del valor formativo de la música, que implica superar el individualismo egoísta y establecer relaciones respetuosas de colaboración con los demás, por lo cual contribuye a rechazar y combatir la violencia y las desigualdades. Al hilo del relato, sin duda previsible, del despertar de esos niños a la belleza, el arte y la creatividad, la película nos presenta un esbozo del Brasil de hoy, en el que mal conviven la extrema riqueza y la extrema pobreza. Es una historia sencilla y hermosa, entre la dureza del realismo social en una zona tan deprimida y la luz de la esperanza, que pone de manifiesto, una vez más, el valor de la educación para salvar a las personas de la exclusión y abrirles nuevos horizontes.

La película atrapa desde el principio, tiene momentos musicales deliciosos, escenas de gran intensidad y sugiere, además, temas interesantes para la reflexión y el diálogo.