Cine y Valores

El inglés que cogió la maleta y se fue al fin del mundo

Título original: 
The Last Bus
Género: 
Puntuación: 
7

Average: 7 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2021
Dirección: 
Guión: 
Fotografía: 
Distribuidora: 
Duración: 
86
Contenido formativo: 
Crítica: 

UN VIAJE DE IDA Y VUELTA

Tom Harper, un anciano de 90 años, cuya esposa acaba de fallecer, emprende un viaje de norte a sur de Gran Bretaña en autobús, de momento no sabemos para qué.

El «road trip» de Tom, cruzando Gran Bretaña, de autobús en autobús, constituye la trama argumental de la película, pero va entrelazándose y cobrando sentido con lo que fue el itinerario del viaje de ida, cincuenta años atrás, que permanece vivo en la memoria y el corazón del reciente viudo. Mediante flahsbacks, conocemos que, por un motivo que no se desvelará hasta el final, Mary suplicó a Tom, su marido, que la llevara lo más lejos posible de Cornualles, donde vivían; ahora seguimos el regreso de Tom, solo y anciano, desde John O'Groats, en el último extremo de Escocia, al nordeste de Gran Bretaña, hasta Land’s End, la última punta al sudoeste del país, con una maleta a la que cuida más que a la niña de sus ojos.

La existencia de Tom está cumplida con la muerte de su esposa, ya no le queda nada que esperar, pero está dispuesto a respetar las dos promesas que le hizo a Mary. Así quedará debidamente cerrado el círculo de amor de su vida familiar. Con pocas palabras, el gesto amable de Timothy Spall, al que aflora a menudo una sonrisa limpia, con una pequeña expresión de ingenuidad, nos va permitiendo hacernos cargo paulatinamente de sus propósitos, sus sentimientos y su apertura a la Trascendencia. Una mirada hacia un crucifijo y una sola palabra nos transmite cuánto ha debido de pedirle a Dios que le permitiera llegar hasta el final.

El guion de Joe Ainsworth está muy bien trabado y resulta original, como cuando sabe «engañar con la verdad» del diagnóstico del médico que atiende al matrimonio. El periplo de Tom está lleno de ternura, es un hombre bueno dispuesto a ayudar a quien lo necesite a lo largo del camino, sin ni pensar en sus limitaciones. Tiene también sus puntos cómicos, como que el viajero desconoce que la gente con la que se va cruzando lo va grabando, sube vídeos a las redes y lo convierten en una «celebrity» esperada y aclamada en su pueblo. Es también un paseo por las carreteras de Gran Bretaña, con hermosos paisajes, situaciones y personajes variopintos, personas buenas que lo ayudan y alguna que recibe una lección de ese hombre fiel y generoso.

Timothy Spall está magnifico en esa aventura de un hombre bueno que vive el hoy reviviendo el ayer, caminando hacia un mañana final de culminación del amor, con una visión trascendente de la vida y de la muerte.

Una película dulce y tierna, que se paladea con los ojos enrasados y la sonrisa en los labios.