Cine y Valores

EL FRÍO QUE QUEMA

Título original: 
El fred que crema
Género: 
Puntuación: 
5

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Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2022
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
112
Contenido formativo: 
Crítica: 

ENTRE EL ODIO Y EL AMOR

Invierno de 1943. Andorra, pequeño país que constituye un paso clandestino entre la Francia ocupada y España, tierra de salvación para los judíos. Pequeños grupos de refugiados son conducidos a través de las montañas por los pasadores, lugareños que conocen bien la zona y los ayudan a llegar a la zona libre. Son personas altruistas y humanitarias, aunque a veces reciban una cierta compensación por su trabajo (imposible de compensar por el riesgo que implica). Una cierta leyenda negra, que, por otra parte, siempre ha acompañado a los andorranos, habla de algunos casos con doble juego y de delaciones a los alemanes.

Sendo, uno de esos pasadores, lleva a su aldea a una pequeña familia de judíos para ocultarlos durante un tiempo, porque uno de ellos está gravemente herido. Antoni, hombre de buen corazón, los oculta en la buhardilla de su casa, en la que vive pobremente con Sara, su esposa, embarazada de su primer hijo y totalmente contraria a dar cobijo a esa familia de judíos. Un grupo de alemanes llega al pueblo, siguiendo la pista de los huidos y entre los paisanos se imponen las amenazas, el terror, las delaciones y también algunas actitudes cálidas y heroicas.

En esa atmósfera de angustia por las circunstancias concretas de la crueldad de los nazis, el verdadero protagonismo de la trama lo adquiere el drama familiar, la vieja historia aletargada de odios y rencores, que se transmite imparable de padres a hijos. Esos antiguos conflictos de traiciones y sangre nunca resueltos, que claman venganza de generación en generación.

Santi Trullenque adapta la obra teatral Fred (‘Frío’) del dramaturgo catalán Agustí Franch. Greta Fernández, actriz de casta y de méritos ya demostrados, hace un trabajo magnífico como Sara, esa mujer que saca fuerzas primitivas para defender la vida que lleva dentro. También llevan a cabo una buena labor Roger Casamajor como Antoni, el marido, solidario con los perseguidos pero capaz de albergar un odio ancestral hacia la familia de Sara; Adrià Collado, como Joan, el hermano vengativo, y Pedro Casablanc, como Serafí, el padre que, en el lecho de muerte, desvela graves secretos. Daniel Horvath –de un curioso parecido físico con Karlheinz Böhm, el emperador Francisco José en Sissí (Ernst Marischka, 1955)– no resulta muy creíble como malvado oficial nazi. En torno a ese personaje y todo lo que implica, el guion se desequilibra y el conjunto de la trama hace aguas.

Está muy acertadamente situada al inicio de la película la frase del escritor John Steinbeck (premio Nobel de Literatura en 1962, muchas de cuyas obras han sido llevadas a la gran pantalla): “Toda bondad y heroísmo surgen de nuevo, para luego ser destruidos y volver a resurgir. El mal nunca triunfará, pero tampoco morirá”. En cierto modo, es una síntesis de El frío que quema.