“El cielo es real” adapta a la gran pantalla la extraordinaria experiencia vivida por un niño, Colton Burpo, al borde de la muerte, y el esfuerzo de su padre por asumir la veracidad de los “increíbles” recuerdos de su hijo. Colton, de apenas cuatro años, fue sometido a una operación de urgencia que hizo temer por su vida. Sus padres, Sonja y Todd pasaron horas de angustia en el hospital, hasta que, por fin, les dieron la feliz noticia de que el niño se había salvado. Posteriormente, de forma totalmente espontánea y natural, Colton empezó a hablar de lo que le aconteció mientras su cuerpo estaba en la mesa de operaciones.
Todd, pastor metodista, muy respetado y querido en su comunidad, es un hombre bueno, padre de familia ejemplar, comprometido con la sociedad y muy coherente con la fe que profesa y predica. Sin embargo, cuando, en su propia vida, se encuentra cara a cara con el Misterio, se le hace muy difícil conciliar la razón y la fe. Colton le comenta de pasada, con la ingenuidad de un niño de 4 años, que “desde arriba” se vio a sí mismo en la mesa de operaciones mientras su madre, en la sala de espera, hablaba por teléfono con los amigos y les pedía que rezaran por su hijo y el mismo Todd, solo en la capilla del hospital, se enfadaba con Dios por la posible muerte del hijo. Y le cuenta también que, mientras estuvo en el cielo, Jesús lo tuvo sentado en sus rodillas.
Con mucha prudencia, para evitar que la imaginación del pequeño deforme sus recuerdos, Todd va intentando que le cuente todo lo que vio y experimentó. Según avanza el tiempo, cada vez está más inseguro y descolocado. Le cuesta creer a su hijo, pero, por otra parte, lo que dice hace referencias a personas o circunstancias que él desconocía y, por tanto, no se lo puede estar inventando. La situación empieza a acarrearle problemas con su comunidad y, al mismo tiempo, se siente acosado por los medios, que van detrás de la noticia.
Sobre esta historia se ha elaborado el guión y se ha realizado la película. El resultado ha sido desigual. Greg Kinnear da credibilidad a su personaje del atormentado Todd. Connor Corum, en su debut cinematográfico encarnando al niño que estuvo en el cielo, emociona y conecta perfectamente con el espectador, y sin duda, se le augura un futuro en el cine. Pero Kelly Reilly, aunque muy hermosa, queda algo fría y distante y poco creíble como madre angustiada en esas circunstancias.
Las escenas con referencia al más allá siempre son muy difíciles de reflejar para no resultar empalagosas. En “El cielo es real” resultan bastante edulcoradas, pero Randall Wallace ha conseguido que no pierdan totalmente el equilibrio y no desvirtúen el guión, sólido y especialmente conmovedor por el hecho de tratarse de un caso real.
A pesar de algunas deficiencias o limitaciones, es una película muy agradable de ver y deja abierto el campo de la reflexión sobre la firmeza de las creencias de cada uno y la capacidad de establecer el íntimo diálogo entre la fe y la razón pragmática. Quienes no crean, ante la experiencia de Colton Bulpo, se tendrán que preguntar si no es un poco ingenuo y pueril pensar que sólo es real aquello que ellos mismos son capaces de ver con sus propios ojos. Los que creen en la vida eterna deberán cuestionarse hasta qué punto su mente está abierta a lo que la trasciende, o si, en el fondo, su vida está desligada de la fe que dicen profesar y, propiamente, no es tal fe, sino sólo una ilusión a la que se aferran para no temer a la muerte.
Es, pues, una película recomendable, que nos permite pasar un buen rato y nos ofrece un tema profundo e interesante para la reflexión.
El cielo es real
Título original:
Heaven Is for Real
Género:
Puntuación:
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País:
Año:
2014
Dirección:
Guión:
Fotografía:
Música:
Intérpretes:
Distribuidora:
Duración:
99
Contenido formativo:
Crítica: