Es bien conocida la historia de la detención del criminal de guerra Adolf Eichmann, secuestrado en 1960 en Buenos Aires por un comando del Mosad. Pero lo que tal vez pocas personas saben es que tal detención fue posible por el empeño de un fiscal alemán, Fritz Bauer, el mismo que puso en marcha los juicios de Auschwitz (1963-1965).
En 1957, Fritz Bauer, alemán de origen judío, fiscal general de Hesse, recibe noticias de que Adolf Eichmann se oculta en Buenos Aires bajo una falsa identidad. Sabe por experiencia que los nazis escondidos en diversos lugares con nombres falsos cuentan con apoyos cómplices en el mismo engranaje del sistema judicial y de la policía, que les permiten huir antes de ser detenidos. En la Alemania de los años 50, las instancias dirigentes preferían pasar página del nazismo con tal de evitar procesos que pudieran acabar salpicando a mucha gente. Así numerosos antiguos miembros de las SS estaban tan tranquilos disfrutando de un cargo en la administración, en una gran industria y hasta incluso en algún gabinete ministerial.
Sin embargo, con la ayuda de Karl Angermann, un joven fiscal de su equipo, Bauer va a continuar su lucha contra el olvido, a pesar de las prohibiciones y amenazas. Las pesquisas que llevaba a cabo fueron entorpecidas por la policía y por la misma cúpula judicial. Cuando las dificultades ya se hicieron insalvables, decidió dirigirse al Mosad, servicios secretos israelíes, para que fueran ellos quienes capturaran a Eichmann, el antiguo oficial de las SS que había organizado la deportación de los judíos. Así se dio la terrible paradoja de que Fritz Bauer tuvo que traicionar a su patria para salvar el honor de la misma.
Lars Kraume rinde un homenaje a ese hombre que dedicó su vida a luchar contra el olvido y conseguir que se hiciera justicia, para que su patria pudiera reconciliarse consigo misma, y nos ofrece una película al estilo del cine negro de los años cuarenta o cincuenta, con un guion muy bien llevado y un ritmo que se mantiene a pesar de que no hay escenas de acción. En la misma línea de drama psicológico, Kraume hace referencia a la presunta homosexualidad de Bauer, quizá como testimonio de que todavía estaba vigente la ley nazi que la consideraba un delito. Pero el tema se queda como flotando sin hacer más que distraer de la sólida línea argumental. No pasa de ser un defecto menor en una obra por lo demás muy bien trabada.
La idea del biopic de Fritz Bauer interesará enormemente a los amantes de las películas de suspense político centradas en los años posteriores a la segunda guerra mundial, que permite sumergirse en un retazo poco conocido de la reciente historia de Europa. El público en general no puede por menos que salir con un cuestionamiento íntimo sobre las responsabilidades individuales en las injusticias colectivas y en los silencios cómodos y cómplices. Un importante tema ético para reflexionar.
El caso Fritz Bauer
Título original:
Der Staat gegen Fritz Bauer
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Publico recomendado:
País:
Año:
2015
Dirección:
Guión:
Fotografía:
Música:
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Distribuidora:
Duración:
105
Contenido formativo:
Crítica: