Cine y Valores

El buen patrón

Título original: 
El buen patrón
Género: 
Puntuación: 
8

Average: 8 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2021
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
120
Contenido formativo: 
Crítica: 

A CUALQUIER PRECIO

Polígono industrial en las inmediaciones de una ciudad de provincias. La empresa «Básculas Blanco», que se dedica a la fabricación de balanzas industriales, ha sido una de las tres seleccionadas para competir por el premio local a la Excelencia Empresarial. El dueño, Julián Blanco, pletórico, reúne al personal para dar la gran noticia, felicitar a cada uno de ellos y anunciarles que van a recibir la visita de la comisión que decidirá sobre el definitivo destinatario del galardón. Por tanto, llegado el momento, todo debe estar perfecto para que se lleve buena impresión.

En su discurso desde lo alto de una plataforma, Blanco explica, una vez más, la filosofía de la empresa. Es una gran familia y los empleados son como sus hijos, por eso él se preocupa de todos ellos y procura ayudarles a resolver sus problemas personales y familiares. Es una fábrica de básculas y, según reza el lema que figura en la entrada –esfuerzo, equilibrio y fidelidad–, en ella todo está perfectamente ajustado.  

Julián Blanco lo tiene todo bajo control. En una pared del salón de su casa, lucen todos los trofeos obtenidos por Básculas Blanco hasta el momento, con un hueco ya debidamente iluminado esperando el codiciado último premio. 

La trama sigue de cerca la trayectoria del «patrón» a lo largo de la semana que sigue al anuncio de la nominación. Le vemos salir al paso de las dificultades que van surgiendo, en la vida privada de algunos empleados, en la misma empresa y en su propia vida personal. En algún momento puede recordarnos el paternalismo de Vito Corleone, solucionando los problemas de sus fieles vasallos.

El núcleo de la película es la entrega apasionada de Julián Blanco a su ambición de ser el primero. No le preocupan tanto los beneficios materiales –aunque se ve que tiene una situación acomodada–, sino alcanzar el éxito indiscutible. No tiene ningún criterio ético, es un ególatra manipulador. Todo en él es ficticio, porque solo le mueve su deseo de ser reconocido él como el mejor y su empresa como la número uno.

Blanco es el único protagonista de la película, todos los demás son personajes secundarios al servicio de la figura central, excepto Liliana, la antagonista, que es a modo de un alter ego de Julián. Es como si viéramos en un espejo el alma de Blanco, sus mismos ardides manipuladores y falta de escrúpulos. ¿Cuál de los dos acabará doblegando al otro?

Hay algunas escenas cargadas de doble sentido, como aquellas en las que aparece la báscula de la puerta de entrada al recinto. Es el símbolo de la empresa y, por tanto, no puede permitirse en ella ningún desarreglo. Como le sucede a la misma empresa, el equilibrio de la báscula es muy endeble, pura apariencia. La presencia de un mero pajarito la desajusta. En este caso, una simple orden del patrón consigue que se restaure la imagen institucional. Sin embargo, cuando el desequilibrio procede de la porquería interior, el «instrumento» que utiliza Blanco para recuperar el aparente ajuste de la báscula refleja bien su falta de escrúpulos.

No es una historia de buenos y malos y ni tan siquiera de víctimas y verdugo. Es el relato de un ser humano entregado a su pasión de ambición. Podría traernos a la imaginación a algún empresario de la vida real, y más fácilmente aun podríamos identificarlo con algún político, o con un deportista... O con cualquiera de nosotros cuando, para que triunfen los colores de nuestro equipo, no escatimamos insultos al contrincante o, incluso, algún gesto de violencia física desde las gradas de un estadio.

Fernando León de Aranoa ha conseguido una obra totalmente «redonda», con un ritmo perfectamente comedido y un tempo medido al milímetro. Hubiera sido fácil deslizarse hacia la sátira o caer en la crítica feroz al personaje, pero, lejos de eso, en la primera parte de la película, el espectador puede sentirse totalmente de acuerdo la actitud de Blanco. Solo cuando nos acercamos más a él, vislumbramos sus tácticas de manipulador, y la historia va adquiriendo tintes sombríos. El desarrollo de la trama está muy bien acompasado, por otra parte, por la banda sonora de Zeltia Montes.

El trabajo de cámara es magnífico, desde las escenas del principio, en perfecto equilibro, hasta que el lenguaje de la misma cámara va expresando cómo el protagonista pierde pie y debe improvisar gestos y decisiones para mantenerse erguido. También Pau Esteve hace un gran trabajo con su fotografía para reflejar el contraste entre la frialdad de los instrumentos de la fábrica y la aridez del paisaje de polígono, y el drama humano de los personajes que lo habitan. 

Javier Bardem lleva el peso de la película con una interpretación absolutamente magistral. Aunque hay que reconocer que todo el reparto lleva a cabo un trabajo extraordinario, es obligado destacar de forma muy especial a una Almudena Amor en estado de gracia. Sin ella, sin ese espejo del protagonista, Bardem no habría brillado de ese modo.

Como «Básculas Blanco», «El buen patrón» también compite por un premio a la excelencia en los Óscar 2022, representando a España. 

Tendremos que esperar al veintisiete de marzo para conocer el fallo de la comisión que deberá juzgarla.