UN HOMBRE Y UNA MUJER
Giovanni es un alto directivo de un prestigioso Think tank de la Unión Europea. Un Think tank es un laboratorio de ideas, cuya función es la reflexión intelectual sobre asuntos de política social. En el caso concreto de la institución de Giovanni su objeto es el estudio de las deprimidas periferias de las ciudades italianas para encontrar las soluciones adecuadas y los mejores proyectos de reurbanización. Él es un buen experto en el tema de urbanismo en los arrabales empobrecidos, pero no conoce directamente los problemas humanos de su población. Está divorciado y vive con Agnese, su hija adolescente, en un apartamento de lujo en el centro de la ciudad, atendidos por una asistenta extranjera que, con su mal carácter, reina en la casa.
Mónica es una mujer que conserva su atractivo y su hermosura a pesar de los numerosos tatuajes estampados por todo su cuerpo. La vida la ha vapuleado fuerte y ahora siempre tiene un bate de béisbol a mano para repeler cualquier agresión, incluso antes de que se produzca. Trabaja en lo que puede para sostener a la familia -actualmente sirviendo comidas en un centro para ancianos-. Su marido está en la cárcel por rajar a un individuo, y ella vive en un minúsculo habitáculo de un destartalado edificio colmena, en un suburbio superpoblado de los que habla Giovanni, aunque sin conocerlos directamente. Tiene a su cargo a dos hermanastras gemelas, obesas y ladronas convulsivas, además de Alessio, su hijo adolescente.
Mónica y Giovanni son dos personajes que van por caminos tan distintos que nada podría presagiar que un día llegaran a cruzarse. Pero el destino es así de juguetón, y sus respectivos hijos, Agnese, una niña bien de clase alta y Alessio, un chaval de barrio, se han enamorado. Para ellos no existen las diferencias de clase y viven su romance con la ilusión de su juventud. Pero Mónica y Giovanni ven la relación con mucha preocupación, así que deciden unir fuerzas para tener controlados a sus vástagos, para lo cual no tienen más remedio que participar de sus mundos tan distintos.
Es una comedia amable y divertida, con momentos muy cómicos a cuenta del contraste entre los ambientes tan distintos en los que se ven inmersos: playas populares abarrotadas frente a reservas naturales para privilegiados; apartamento con clase y servicio para atender al invitado frente a departamento caótico en un inmueble y un barrio todavía más caóticos; persona de prestigio y alto nivel cultural frente a un entorno de delincuencia, etc. Se agradece, además, que no haya ninguna escena ni alusión escabrosa, y todas las bromas sean blancas.
No es una gran película, pero funciona bien y, desde luego, permite pasar un buen rato y reírse a gusto. No cabe esperar gran cosa más, pero no es poco.