Cine y Valores

Cirque du Soleil. Mundos lejanos

Género: 
Puntuación: 
6

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Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2014
Dirección: 
Guión: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
1
Contenido formativo: 
Crítica: 

Los artistas del Cirque du Soleil llevan a la gran pantalla la magia de sus actuaciones, de la mano del cineasta Andrew Adamson (‘Las Crónicas de Narnia’, 'Shrek') y del productor James Cameron (‘Titanic’, ‘Avatar’), y nos ofrecen un espectáculo asombroso de magia, color y sonido que transporta al espectador a un mundo de fantasía y exaltación de los sentidos.
El film cuenta con una trama argumental muy endeble, que es sólo un recurso para la sucesión de deslumbrantes números circenses. Una joven se enamora de un trapecista mientras vuela con sus peligrosas acrobacias. Sus ojos se cruzan y ese instante de embeleso es suficiente para que el chico resbale y caiga sobre la pista del circo, que lo engulle rápidamente. La amante va tras él y se desliza también hacia el abismo insondable de las sombras de lo desconocido. Allí, mientras busca ansiosamente a su amado, se adentra en un mundo fulgurante de sueños de circo.
No hay propiamente desarrollo de la acción, sino que cada nuevo encuentro y aventura de la joven enamorada es más bien la expresión de cómo el amor y la belleza están íntimamente vinculados, unidos de raíz. La belleza ilumina y orienta hacia el amor; sólo quien es capaz de entregarse incondicionalmente a la experiencia de amar puede penetrar en la plenitud del ámbito de la belleza. Por eso, aun con una narrativa onírica y misteriosa, donde la fantasía y la ilusión marcan los tiempos, la historia de amor de los dos jóvenes adquiere la existencia real de las emociones intensas que conmueven el ánimo pero son apenas descriptibles.
Cirque du Soleil. Mundos Lejanos no es sólo un espectáculo prodigioso que se contempla, sino que el 3D permite al espectador sumergirse en el mundo mágico de los sueños de circo, saltar, hacer mil piruetas imposibles, volar, nadar, bailar, amar y emocionarse con los artistas y la joven pareja de enamorados.
No hay diálogo en la narración, las palabras son sustituidas por la música, que brinda el ritmo adecuado a cada escena y a cada estado de ánimo, mientras los cuerpos ingrávidos parecen flotar en una atmósfera de ensueño, con destellos de todos los colores del amor. La película constituye un estímulo para la sensibilidad y un regalo para los ojos, que nos ofrece una experiencia extraordinaria de deleite y reposo.
Mª Ángeles Almacellas