REGRESO AL HOGAR         

Marta está intentando abrirse camino como fotógrafa, pero la verdad es que todavía no ha alcanzado la capacidad de penetración en las realidades que se le ofrecen a la vista, la vida que late tras un objeto, un gesto, una mirada... Lo que hace de un fotógrafo un artista no es el perfecto dominio de la técnica, sino conseguir que lo que queda plasmado en el papel fotográfico no sea la realidad objetiva, sino la esencia de esa realidad. «Todavía no he visto tu mejor fotografía» le dice su jefe cuando le comunica que van a prescindir de sus servicios. Y así, expulsada de Shame, la prestigiosa revista de arte y fotografía, se desvanecen los sueños de Marta de llegar a ser una figura destacada en el mundo del arte.

Tremendamente humillada y con la amargura del fracaso, se ve obligada a abandonar su apartamento en un barrio chic de Barcelona, para regresar a la periferia, a su ciudad de origen: Cornellá. Allí se encuentra con sus raíces familiares, sus padres, el ambiente de barrio humilde de su infancia y las tres amigas de adolescencia, Bea, ingenua y generosa, Desi, impulsiva y alocada y la divertida Soraya, que regenta el bar de su familia. 

Incapaz de reconocer su fracaso y, menos todavía, de verse a sí misma con objetividad, urde toda una red de mentiras para disimular su descalabro personal y profesional y poder conseguir volver al mundo del arte del que ha sido expulsada. Su aire de superioridad hiere a las amigas, pero son eso justamente, amigas, y, por tanto, saben perdonar y acoger.

La película es un gran canto a la amistad y a la vida sencilla de los barrios humildes de las periferias. Y también a la familia, el último refugio que sunca falla, cuando uno ha sido vencido y llega maltrecho en el cuerpo y en elma. En ese ámbito de autenticidad y de lucha cotidiana por la vida, sí podrá, por fin, dar a luz a «su mejor fotografía».

Primer largometraje de la directora catalana Carol Rodríguez Colás, que un día salió de su Cornellá natal para para estudiar Comunicación Audiovisual en la Universidad Ramón Llull de Barcelona. Hizo varios cortos y participó en diferentes exposiciones artísticas y fotográficas en museos y galerías. Y ahora, regresa a sus raíces, cámara en ristre y de la mano de su hermana Marina, guionista del film para honrar al barrio de su infancia. Se entiende bien que sea una película muy cálida y humana, pues lleva retazos del corazón de Carol y Marina Rodríguez Colás.

La factura es muy correcta, la historia atrapa y uno no puede por menos de simpatizar con esas cuatro buenas personas, no muy centradas ni maduras, reflejo de tantos jóvenes de hoy a quienes la vida no les brinda ni demasiadas oportunidades ni suficientes referentes éticos valiosos. El reparto está extraordinario: las cuatro «amigas» rezuman naturalidad por los cuatro costados. 

Vicky Luengo está soberbia como Marta, muy bien secundada por sus tres colegas incondicionales, Elisabet Casanovas (Bea), Ángela Cervantes (Soraya) y Carolina Yuste (Desi). Entre los secundarios hay que destacar a José Mota como el bondadoso fotógrafo Ramón, sin olvidar a Mario Zorrilla y Cristina Plazas, los orgullosos padres de Marta.