MATCH POINT
Uno de los mayores iconos del mundo, Björn Borg va a enfrentarse a su gran rival, John McEnroe, joven y con un enorme talento. La película ofrece un acercamiento biográfico a esas dos grandes figuras del tenis, pero la narración se concentra casi totalmente en la final de Wimbledon de 1980, que marcaría un hito en la carrera de ambos deportistas. La fuerza emergente del norteamericano McEnroe va disputar la corona, hasta ese momento indiscutible, del campeón sueco, que estaba empezando a sentirse inseguro tras haber levantado el trofeo en Wimbledon por cuatro años consecutivos. Son dos monstruos sagrados frente a frente para disputarse el primer puesto mundial. Aun conociendo cuál fue el resultado del partido, el espectador vive la tensión de ese duelo memorable
El biopic de Janus Metz nos trae todas las jugadas de ese partido legendario al tiempo que consigue captar toda la dimensión psicológica de la tensión de los dos rivales con primeros planos muy expresivos. También una serie de flashbacks sobre la infancia de ambos tenistas permiten calibrar las razones que les llevaron, a cada uno de ellos, a convertirse en los campeones que llegaron a ser. Dos triunfadores con orígenes bien distintos: el sueco, poco expresivo pero de carácter fuerte, que provenía de una familia humilde, el otro, perteneciente a una clase acomodada, con todo el ímpetu y la fogosidad de la joven América.
Sin duda debe de ser muy complicado dotar de realismo al combate, cuando son actores quienes están encarnando en la pista a dos inconmensurables jugadores. Pero Sverrir Gudnason está soberbio en el papel de Björn Borg, mientras Shia LaBeouf nos acerca al mismo McEnroe. Entre los secundarios, hay que citar la excelente labor de Stellan Skarsgård como entrenador de Borg y de Tuva Novotny como su discreta y comprensiva prometida. Unos y otros consiguen introducirnos en ese universo proceloso del deporte de alto nivel.
Buena película, muy interesante para todos, pero imprescindible para los amantes del tenis.