Baby es el apodo de un joven de aspecto aniñado, siempre con gafas de sol, que tiene una pericia espectacular al volante. Ejerce de conductor para los osados atracos que planifica el misterioso Doc. Baby tiene un secreto para ser el mejor al volante: conduce siempre al ritmo de su propia banda sonora. Cuando un día se enamora de una buena chica, intenta terminar con su vida delictiva, pero está obligado a trabajar para Doc. Hasta que un golpe minuciosamente preparado sale mal. Entonces están en juego su futuro junto a la mujer que ama, su libertad y hasta su vida.
Es una película de atracos y muertes violentas, pero sobre todo es una borrachera de persecuciones con el fondo de música soul y rock a todo volumen, que es como el rugido del motor interior de Baby, mientras el coche se convierte en un objeto ingrávido en sus manos. En medio de ese caos de tiros y brutalidad, Edgar Wright tiene la habilidad de insertar una historia de amor limpia, inocente y profunda, y al mismo tiempo que el espectador se queda sin aliento con las escenas vertiginosas y la música estridente, siente la emoción del amor generoso hacia el padre adoptivo, y los proyectos de futuro de los dos jóvenes.
El personaje de Baby es interesante porque tiene hondura. Es un joven muy inteligente, que ha tenido una vida difícil y hasta trágica, y ahora está metido en un lodazal, ligado a un gánster sin escrúpulos. Sin embargo Baby es capaz de tomar una cierta distancia de los actos en los que está involucrado, como para no contaminarse con la maldad sin escrúpulos. Su participación en los atracos supone un tributo que debe pagar, pero ya que está obligado, aprovecha los beneficios como medio para alcanzar un fin bueno.
Ansel Elgort y Kevin Spacey ofrecen una gran interpretación, bien secundados por el resto del reparto. La trama no es original, pero Wright la convierte en un espectáculo visual único, un film muy bien rodado, con un ritmo ágil que nos deja desde el inicio materialmente clavados en la butaca. Aunque mantiene prácticamente la misma intensidad durante las dos horas, la primera mitad es extraordinaria y convierte a Baby driver en una película excepcional.
Una película magnífica para los amantes del género.