Cine y Valores

ASUNTOS FAMILIARES

Título original: 
Frère et soeur
Género: 
Puntuación: 
5

Average: 5 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2022
Dirección: 
Fotografía: 
Distribuidora: 
Duración: 
108
Contenido formativo: 
Crítica: 

[Crítica cedida por Pantalla90]

CUANDO EL ODIO NO DEJA VIVIR

Al inicio de la película, la escena dramática del velatorio de un niño de seis años, de cuya muerte no se dicen las causas. Llega un hombre cariacontecido para unirse al duelo. En cuanto el padre del difunto lo ve, reacciona con una furia inaudita. Ante el estupor de los presentes, lo echa violentamente de su casa y cuando descubre en la puerta, sin atreverse a entrar, a la que resultará ser su hermana Alice, su explosión de ira es todavía más virulenta y los insultos arrecian en su boca.

Asuntos familiares, Hermano y hermana en el título original, es efectivamente la historia tétrica y perturbadora de un hermano, Louis; y una hermana, Alice, que se odian con ensañamiento y de manera irreconciliable desde hace más de veinte años. Se trata de un asunto familiar lúgubre y perturbador.

Tras un salto de seis años, después de ese día luctuoso, acontece un nuevo drama familiar, cuando los ancianos padres de Alice y Louis sufren un terrible accidente y ambos deben ser hospitalizados en estado crítico. El hermano y la hermana no pueden evitar reencontrarse frente a frente, con toda su carga de furor y malos deseos.

Como es característico en el cine de Arnaud Desplechin, la palabra está muy cuidada. El arte, la literatura y el teatro están presentes en la película a través de los personajes protagonistas, uno escritor, ella actriz de teatro, lo cual le permite al director y guionista explayarse en su propia vocación literaria. Las voces en off de Alice y Louis, en cierto modo, los distancian por un momento de su papel de agonista para convertirlos en testigos de un drama familiar de odio visceral, no sabemos si inexplicable, pero sí “inexplicado”. Todo muy teatral. 

A Desplechin no parece interesarle el porqué de ese viejo odio, sino su carácter destructivo. El espectador no llega, pues, a saber cuál es el origen de la mutua inquina entre los hermanos, no se le da ninguna pista sobre las causas, solo se le muestran los efectos devastadores. Pero eso nos impide comprender el fondo del drama, los personajes nos resultan lejanos e impostados y la película se nos queda vacía de interés. De hecho, no se sostendría si no fuera por el trabajo magnífico del elenco, muy especialmente Marion Cotillard y Melvil Poupaud. Ambos saben adaptarse perfectamente al transcurrir del tiempo, unas veces nimbados de juventud, otras ya en la cuarentena. Con gestos y miradas dejan traslucir que, en el fondo, no son malas personas, pero tienen el alma envenenada de viejos rencores y malos deseos.

Una trama con tanta bilis inexplicada y, por tanto, incomprensible, acaba sumiendo al espectador en la indiferencia y hasta casi en el aburrimiento.