Cine y Valores

Anton, su amigo y la revolución rusa

Título original: 
Anton
Género: 
Puntuación: 
8

Average: 8 (1 vote)

Publico recomendado: 
Año: 
2019
Dirección: 
Fotografía: 
Distribuidora: 
Duración: 
104
Valores: 
Contenido formativo: 
Crítica: 

LA AMISTAD ES PARA SIEMPRE

El cineasta georgiano Zaza Urushadze, prematuramente fallecido de un ataque al corazón en diciembre de 2019, con solo 54 años, conocido especialmente por esa pequeña joya del cine que fue Mandarinas (2013), en esta ocasión adapta la novela del canadiense Dale Eisler Anton: A Young Boy, His Friend and the Russian Revolution, basada en hechos reales vividos por su propia familia.

La historia se desarrolla en una aldea de Ucrania, en 1918, cuando el brutal ejército bolchevique está extorsionando y asesinando a la población civil, que vive humildemente con muy pocos recursos. La familia de Anton, padre, madre, varios hermanos y un tío sacerdote, es de origen alemán. Como otros tantos alemanes llegaron al país varios años atrás, atraídos por las tierras fértiles de las orillas del Mar Negro. Ahora son propietarios de una pequeña granja, que les permite alimentar a sus hijos. 

Los comunistas exigen que los granjeros de la zona provean al ejército con sus cosechas, lo cual significa para ellos el hambre y la miseria. Para evitar que se resistan a entregar todos sus bienes, el ejército bolchevique, comandado por la desalmada Dora, apodada la «ramera soviética», toma represalias ejemplarizantes a base de muertes indiscriminadas. La familia de Anton sufre en sus carnes la furia y la violencia de los comunistas.

En cuanto a Yasha, su madre falleció hace ya tiempo, y el chico vive con su padre viudo, quien regenta la pobre tienda que abastece a la zona. Él podría ser el secreto informador de la sanguinaria Dora. Aunque, en tiempos tan convulsos, nada suele ser lo que parece. 

Los dos niños, Anton y Yasha, uno cristiano y otro judío, amigos inseparables, se dedican a sus juegos infantiles y observan, sin acabar de entenderlo, cuanto sucede a su alrededor. Les llama más la atención el significado de las nubes o del cielo, tal como cada uno de ellos se lo imagina, que el significado de las acciones y palabras de los mayores. Es una forma de evasión de una realidad inasumible, que simboliza en qué consiste la verdadera amistad: un buen amigo es refugio, consuelo y fuente de energía. Es el lado luminoso de la existencia que, en su caso, logra velar unas circunstancias tan oscuras. Ni la Revolución bolchevique ni la Segunda Guerra Mundial que vendrá después logran hacer mella en el vínculo de esos dos amigos, de orígenes y religión distintos, pero igualados en el afecto sincero.

Zaza Urushadze nos ofrece una buena película, con un guion muy bien elaborado y un ritmo que el cineasta mantiene con pulso firme de principio a fin. Es muy interesante el contraste entre el mundo limpio de la infancia frente a las complicaciones de los adultos y la maldad de muchos de ellos. Al principio del film se oye una referencia al evangelio de Mateo (18,3), cuando dice «Si nos hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos». Más tarde, el mismo León Trotsky aplicará toda su maligna astucia a manipular la inocencia de los dos pequeños. Una vez más, la maldad está dispuesta a destruir todo lo bueno y noble en propio beneficio.

La actuación actoral de niños y adultos es notable, la película está bien realizada y, sobre todo, muy bien ambientada. Pero lo más destacable del film es el realismo con que muestra el horror dejando siempre una apertura a la esperanza. 

Al final, la película nos deja un mensaje y una sabia lección sobre el hombre: Cuando son auténticos, el amor y la amistad son inquebrantables, más fuertes que la maldad y son capaces de sobrevolar todos los avatares de la vida sin que ni el tiempo ni las circunstancias consigan hacer mella en su fidelidad. Cuando todo se ha hundido, el amor y la amistad permanecen.