Cine y Valores

Angry Birds, la película

Título original: 
The Angry Birds Movie
Género: 
Puntuación: 
4

Average: 4 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2016
Guión: 
Fotografía: 
Música: 
Intérpretes: 
Distribuidora: 
Duración: 
97
Contenido formativo: 
Crítica: 

Una isla paradisíaca poblada por pájaros antropomorfos que no saben volar. Todos viven tranquilos y felices, excepto Red, el protagonista, un pájaro de grandes cejas negras incapaz de relacionarse con nadie, con un genio tan terrible que hace muy difícil la convivencia, por lo que es obligado a asistir a una terapia de grupo para aprender a controlar su ira. Allí tiene ocasión de conocer a Chuck y a Bomb, con los que acabará formando equipo. Como Red tiene tan mal carácter, nadie quiere saber nada de él, y no le hacen ningún caso cuando advierte a la comunidad de las mentiras y las falsedades del cerdo Leonardo y sus secuaces, que tienen un plan macabro sobre los huevos con los polluelos de todas las familias de la isla.
La película es una adaptación al cine animado de un popular videojuego finlandés, con una animación excelente, un ritmo vivo que la hace entretenida, y con algunos gags divertidos. Las voces del doblaje en español son muy buenas, especialmente las de José Mota, Santiago Segura, Alex de la Iglesia, Cristina Castaño… Sin embargo, la reiteración de alusiones y escenas escatológicas llega a ser desagradable y a perder toda la gracia.
Curiosamente en una historia en la que prima la acción vertiginosa, abundan los diálogos que pretenden encerrar ideas moralizantes, como que cualquiera puede alcanzar grandes logros si se lo propone y no ceja en su esfuerzo. Pero la moraleja esencial de la película es una sorprendente afirmación sobre la ira, según la cual enfadarse es bueno y conveniente cuando se trata de enfrentarse al mal.
Ese pensamiento borroso, en el que se confunde la determinación y el coraje para vencer el mal, con la fuerza de la mera pasión es altamente nocivo. El valiente que se esfuerza por defender el bien y la justicia debe tener dominio sobre sus pulsiones y no dejarse llevar por la inclinación al odio contra el enemigo, que le puede llevar a utilizar una violencia desmedida. La ira es una pasión y en ningún caso se debe inducir a nadie a utilizarla como impulso para una contienda. Hay que ser muy cuidadoso y muy preciso con los mensajes que se envían a los niños. Supone una gran responsabilidad lanzarles esa idea ruin y falaz sobre la posible “bondad” de la pasión de la ira, porque supone una auténtica subversión de valores. Y, lo que es todavía peor aún, presentársela encarnada en unos héroes que les resultan entrañables. En la película hay también algunos guiños a los adultos en forma de bromas bastante burdas, nada adecuadas para niños. Pero, con mucho, lo más grave es el torpe mensaje “deformativo” de la moraleja final.
En síntesis: a pesar de sus cualidades, “Angry Birds, la película” no es en absoluto una película recomendable para los niños (Y seguramente tampoco para los adultos).