LA HISTORIA MÁS GRANDE JAMÁS CANTADA
«Todo el mundo cree ya saberlo todo sobre Jesús. Todos conocen el final, pero…». Así comienza 33 El Musical, dirigiéndose directamente al espectador para invitarle a abrirse a la sorpresa y la novedad de la excepcional historia de Jesús de Nazaret y su mensaje de amor siempre actual aunque tiene ya 2000 años.
Una espectacular obertura, que presenta a Jerusalén como el mundo en el que se va a desarrollar la historia, deja totalmente impactado por la belleza del montaje y la calidad de la música. La escena aparece repleta de actores cantando y bailando mientras efectos de luz y color van enmarcando la acción. Realmente deslumbrante. Siguen diversos números, a cuál mejor, en los cuales vamos conociendo a los personajes del drama. Alguna escena está impregnada de ternura, como cuando María se preocupa por su hijo que va a abandonar la casa o cuando Magdalena se lamenta de su vida; en otras hay rasgos de humor muy graciosos, como el extraordinario «coro de los apóstoles» o la pesca milagrosa; alguna, como las tentaciones de Jesús, deja sin aliento por la escenografía, las voces y los bailes. Los dos diablos y la diablesa, con Jesús en medio, están insuperables. La acción adopta un ritmo más ágil y vivaz cuando Jesús, con su alegría y ese amor que derrocha a borbotones, pasa haciendo el bien y va renovando la vida de la ciudad.
El segundo acto, de una belleza impresionante en todas las escenas, cobra solemnidad por los acontecimientos de la conspiración contra Jesús, la traición de Judas, el prendimiento y la cruz. La historia se torna triste: la soledad de Getsemaní, la dureza del juicio injusto, la crueldad de la ejecución del inocente, todo es grave y sombrío, pero no por ello menos hermoso y conmovedor. La escena de la Última Cena, con los efectos que cambian el espacio para dar intimidad al acontecimiento, es una de las más sobrecogedoras de la obra. El montaje de la crucifixión, además de estremecer por su contenido, impresiona por el montaje tan logrado.
Pero el final de la historia, en la obra y en la vida real, es que Jesús venció al pecado y a la muerte y resucitó. La alegría se impone a la tristeza y uno sale del teatro con el gozo de saber que Él sigue vivo y que su mensaje de amor sigue siendo una luz que ilumina al hombre de hoy para vivir y amar como Él nos amó y para transformar el mundo como nos encomendó.
La obra atrapa desde el principio, conmueve, hace reír, da mucho que pensar. La música y el libreto, obra de Toño Casado, son de una grandísima calidad, así como la interpretación de los actores. La escenografía, la iluminación, el vestuario, etc. sorprenden por su audacia y su originalidad.
En definitiva, una superproducción a la altura de Broadway, de altísima calidad, y capaz de mostrar y transmitir los grandes valores del mensaje de amor de Jesús. Un magnífico musical que se disfruta, pero que también interpela. Y uno se queda con ganas de repetir, porque no es frecuente poder asistir a un espectáculo de tanto nivel.