EL AMOR SIEMPRE ACABA ABRIÉNDOSE PASO
Ben y Bea se conocen por casualidad en una cafetería y se sienten inmediatamente atraídos el uno por el otro y no se separan en toda la jornada. Después de una noche mágica, por un malentendido bastante absurdo, se convierten en acérrimos enemigos uno del otro, empiezan a moverse en esa delgada línea que separa el amor del odio.
Pero el destino tiene otros planes sobre ellos y los caminos de sus vidas se van a cruzar aunque ellos no quieran. Halle, hermana de Bea, va a casarse con Claudia, hermana de Pete, el mejor amigo de Ben. Ben y Bea coinciden en el avión que los traslada a Australia, donde va a tener lugar la boda y ya estallan chipas entre ellos. Familias e invitados van a hospedarse en la gran mansión de los padres de Claudia, de tal modo que los encuentros van a ser inevitables.
Para más embrollos, los padres de Bea, apenados porque había roto con su antiguo novio, lo han invitado a la boda sin que ella lo supiera, para intentar un acercamiento entre ellos, lo cual va a provocar una situación algo incómoda, puesto que Bea no está en absoluto interesada en él. Por si algo faltaba, la antigua amante de Ben, que le rompió el corazón cuando lo dejó, acude también a la boda con su actual pareja, un surfista grandote de muy poco seso.
Para evitar que Bea y Ben estropeen las fiestas de la boda y el ambiente lúdico en la casa, los padres de Claudia, con la connivencia de Pete, su hermana y Halle, traman una comedia de dimes y diretes para que Bea y Ben dejen caer la máscara de animadversión con la que se protegen y se acerquen el uno al otro.
Will Gluck y su coguionista Ilana Wolpert se inspiran en la obra de Shakespeare Much Ado About Nothing (Mucho ruido y pocas nueces, en español), pero se quedan a años luz del original. No solo del original, sino incluso de sus adaptaciones cinematográficas, la extraordinaria de Kenneth Branagh (1993) y la extrañísima de Joss Whedon (2012), en blanco y negro, que traslada la acción a la época actual, ambas con el título original Ado About Nothing.
En lugar de las frases sagaces, Will Gluck opta por insultos vulgares, situaciones groseras y gags absolutamente inútiles de cintura para abajo. Los malos han desaparecido, todo el mundo es bonachón, con lo cual también se ha esfumado la intriga de la lucha del bien contra el mal. Por supuesto los enamorados no son Claudio y Hero, sino Claudia y Halle.
Los personajes de Ben y Bea se convierten, lejos de la entidad personal de Beatrice y Benedick shakespearianos (o de Kenneth Branagh), en poco más que dos seres caricaturescos, y Sydney Sweeney y Glen Powell tienen que crecerse para aportar una cierta comicidad a unos personajes que les ofrecen tan poca cancha. Y realmente lo consiguen, hasta el punto de que lo entretenido de algún momento de la película o la risa que provocan algunos gags son por el buen hacer de los actores.
Si alguien tiene ganas de ver una buena adaptación cinematográfica de la divertida comedia de Shakespeare Ado About Nothing, lo más recomendable es que vea la versión de Kenneth Branagh, con el mismo Kenneth Branagh y Emma Thompson en los papeles de Benedick y Beatrice, con un magnífico elenco a su alrededor.