CRÍTICA REALIZADA POR LOS ASISTENTES A UN COLOQUIO DE CINE EN LA VAGUADA, BAJO LA DIRECCIÓN DE Mª ÁNGELES ALMACELLAS.
¿De qué va la película?
En el aeropuerto de Madrid se produce un atentado terrorista, hay varias explosiones que causan un gran número de muertos y heridos. En medio del estupor y el caos de los primeros momentos, Santi (Luis Tosar), un taxista que está en su coche esperando un posible último cliente antes de retirarse a su casa tras toda una noche de trabajo, recoge a un herido y lo introduce en su taxi para llevarlo al hospital. Pero la “víctima” resulta ser Hamza, el único terrorista superviviente, que toma al taxista como rehén.
Después de una serie de sustos y peripecias, Santi se ve caminando por la Gran Vía de Madrid con un chaleco cargado con explosivos, a merced del cerebro de los terroristas, que lo hará explotar cuando lo crea oportuno.
¿Qué opinión nos merece la película en general?
No es una gran película, pero resulta muy entretenida y mantiene en tensión al espectador de principio a fin. Hay momentos muy “adrenalínicos” e, incluso, alguna escena que conmueve. En ese sentido cumple perfectamente su objetivo de hacer pasar casi dos horas de diversión.
¿Cómo calificamos el guion?
En cuanto a tener expectante al público, el guion mantiene el pulso firme, sin apenas respiros ni desviaciones, pero presenta algunos fallos, como luego veremos.
Por otra parte, las relaciones familiares entre Santi, Laura (Patricia Vico, en la vida real, pareja del director de la película Daniel Calparsoro) y su hijo rozan a veces lo melodramático, pero de todos modos la historia presenta suficiente entidad como para impactar en el espectador.
¿Qué nos ha parecido el aparato visual y sonoro?
Las escenas de las explosiones en Barajas están muy bien logradas. A falta de un gran presupuesto que permitiera filmar planos espectaculares, Daniel Calparsoro recurre a la cámara lenta y juega con planos medios de gente corriendo entre cuerpos tendidos por el suelo, y primeros planos sobre rostros heridos. Pero lo hace de forma contenida, sin recrearse en lo escalofriante y, por supuesto, sin nada de gore.
También son espectaculares las secuencias de Santi avanzando angustiado por la Gran Vía madrileña, convertido en una bomba humana. La fotografía de Tommie Ferreras es hermosa, con panorámicas muy logradas de la zona norte de la Comunidad y de la misma ciudad de Madrid.
La música de Carlos Jean no solo acompaña la acción, sino que la hace avanzar e irrumpe en el espectador para crearle tensión en los momentos más intensos o suscitarle emoción cuando la acción se vuelve intimista.
¿Qué opinamos de la calidad de la historia?
El hilo narrativo adolece de demasiadas subtramas anunciadas pero finalmente no abordadas, como el desgarro de la familia de Santi; la historia de Hamza con su madre y su hermana; el jefe yihadista, que tiene un montaje espectacular, pero de quien no se sabe nada (orígenes, organización...) y que, al final, parece que logra escapar sin que nadie se lo impida.
Por otra parte, quizá para evitar una historia maniquea, parece querer blanquear a los terroristas que, en el fondo, son buena gente.
¿Está bien planteada la acción policial?, ¿tiene credibilidad?
El despliegue policial no resulta convincente, en gran parte tal vez por el trabajo de unos actores que no parecen sentirse cómodos en sus papeles.
Además, quedan en el aire varias preguntas sin respuesta:
- Cuando los agentes armados están apuntando con sus armas al camión de la Guardia Civil, ¿qué ataque y de quién pueden esperar si son ellos mismos? Pero la escena queda plásticamente muy lograda, hay que reconocerlo.
- Santi se despierta como rehén en un servicio del Ayuntamiento de Madrid. ¿Cómo ha llegado hasta allí? No podemos dar más detalles de nuestra perplejidad por no destripar la película.
- La policía tiene localizada a la familia de Hamza ¿y no monta ninguna vigilancia, solo espera que ellos llamen espontáneamente si tienen alguna noticia?
- A la esposa y al hijo de Santi no los mantienen en su casa, bajo control policial, sino que los encierran, sin ninguna consideración, en una especia de almacén.
¿Qué decir del trabajo de los actores?
Un Luis Tosar en estado de gracia lleva todo el peso de la película. Está bien secundado por Patricia Vico en el papel de su esposa Laura, pero el resto del reparto, como queda dicho, no está muy convincente.
A pesar de todos estos fallos y pequeños defectos, el balance de la película es bueno, pero exclusivamente como producto de entretenimiento.
Esta es la opinión del grupo de espectadores de La Vaguada, que en una especie de taller de cine improvisado, disfrutaron diseccionando una película que, en general, les había gustado.