Cine y Valores

EL MUNDO DE AYER

Título original: 
Le monde d'hier
Género: 
Puntuación: 
6

Average: 6 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2022
Dirección: 
Fotografía: 
Distribuidora: 
Duración: 
89
Contenido formativo: 
Crítica: 

ENTRE LO MALO Y LO PEOR

Elisabeth de Raincy, presidenta de Francia, ha decidido no presentarse a la relección y dejar la política. A tres días de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, su secretario general, Franck L’Herbier, ha descubierto un escándalo que afecta al sucesor designado y dará la victoria al candidato de extrema derecha. Ella y su equipo tienen tres días para cambiar el curso de la historia.

La película llega a nuestras pantallas justo una semana después que Europa haya retenido el aliento viendo el avance de la extrema derecha francesa, apenas frenada en las puertas mismas del Elíseo. El espectador español menos conocedor de los detalles de la política del país vecino corre el riesgo de confundir realidad y ficción, los diálogos de la película y las noticias de los periódicos. O tal vez no hay confusión posible porque se trata de lo mismo. 

 Elisabeth ha ejercido su mandato durante los cinco años preceptivos, pero tiene problemas de salud y quiere dejar totalmente la política. En circunstancias normales sería lo más oportuno, porque seguramente no saldría reelegida. Pero el problema que se presenta es muy serio: se preveía que su sucesor, de centro izquierda como ella, saliera triunfante en la primera vuelta y llegara tranquilamente a la segunda para hacerse cargo de la Presidencia de la República. Pero un escándalo va a neutralizar al candidato y abrirá paso franco a la extrema derecha. 

La acción se desarrolla como un thriller político a lo largo de solo tres días. El escenario principal es el Palacio del Elíseo, aunque la película no está rodada ahí, sino en el palacio de Rambouillet y en el Ayuntamiento de Rennes. En su interior, la presidenta de Francia se enfrenta a una situación extremadamente comprometida para su país, al mismo tiempo que debe afrontar su propia enfermedad y los problemas familiares. Su entorno, el mundo político, es un avispero de trampas, intentos de manipulación, odios e intrigas. En ese mundo, el objetivo principal es conservar el poder y no hay lugar para la empatía ni la piedad. 

Elisabeth es una mujer sola ante su responsabilidad, a pesar de contar con algunas personas “de confianza”, de las que, por supuesto, no se fía. Como si el precio del poder fuera la soledad ante el abismo de una grandísima responsabilidad. Igual de solo está Frank, su secretario general, que se atreve a proponer el horror que no es inusual en esos ámbitos: “Cuando Francia ejecuta a un soldado del Dáesh, ¿se trata de un crimen de Estado? ¿en qué momento podemos decidir que un ser humano ha de ser juzgado, pero otro no?” Las preguntas quedan sin respuesta y es el espectador quien debe meditarlas.

La película tiene una puesta en escena clásica muy acertada. Diastème se centra sobre todo en los rostros y, sobre todo, en el caso de Léa Drucker es un total acierto. Encarna a su personaje con una densidad y una finura llenas de matices. No intenta ofrecer una imagen agradable. Es una mujer política, sensible en cierto modo, pero también fría y determinada. El reparto está muy bien elegido y desempeñan muy bien su cometido. Los matices trágicos de la historia solo se vislumbran en las miradas en algún gesto casi imperceptible y en alguna lágrima que no llega a derramarse. La música de Valentine Duteil conduce la acción y realza el suspense.

Una película muy interesante, bien realizada y bien interpretada y que nos ayuda a entender la complicada situación política de nuestros vecinos franceses.