Cine y Valores

ARDE NOTRE-DAME

Título original: 
Notre-Dame brûle
Género: 
Puntuación: 
8

Average: 8 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2022
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
110
Contenido formativo: 
Crítica: 

QUASIMODO SALVA A ESMERALDA

Ya han transcurrido tres años desde la noche del 15 al 16 de abril de 2019, cuando uno de los edificios más emblemáticos de la civilización occidental, la catedral de Notre-Dame de París Sufrió un terrible incendio. La noticia estremeció al mundo. Fue una noche larga, porque se temía que de un momento a otro el edificio se derrumbara. Fue una gran hazaña por parte de los bomberos que por fin lograron dominar las llamas y consiguieron que los daños no fueran totalmente irreparables.

Jean-Jacques Annaud nos ha ofrecido películas tan notables como Negros y blancos en color (Premio Oscar 1976 a mejor película extranjera); El oso (1988); En busca del fuego (1981); El nombre de la Rosa (1986). Todas estas laureadas en los prestigiosos premios César. Sin olvidar Siete años en el Tíbet (1997); Enemigo a las puertas (2001); El último lobo (2015), etcétera. Ahora, a sus 78 espléndidos años, nos trae otro magnífico film, en el que, con la minuciosidad en el detalle que le caracteriza y ajustándose totalmente a la veracidad de los hechos, nos muestra minuto a minuto cuánto aconteció en la catedral parisina esa terrible noche del mes de abril.

Empieza por señalar la serie de circunstancias que provocaron la catástrofe. Al principio el fuego no se detectó y los bomberos recibieron el aviso media hora después que se hubiera iniciado el incendio. Para recrear la lucha contra las llamas, hubo que crear paneles enteros de Notre-Dame en los estudios de grabación. El resultado es magnífico: el espectador se siente transportado como testigo inmediato al núcleo mismo de las llamas. Ningún documental hubiera podido hacernos ver todas las dificultades, todos los obstáculos que los bomberos tuvieron que salvar.

Hay actores que interpretan a los principales protagonistas, como Samuel Labarthe (conocido en nuestra televisión por su papel de comisario Laurence en la serie Los pequeños asesinatos de Agatha Christie), que en la película se pone en la piel del general Gontier, que fue el jefe de operaciones; Pierre Lottin, Mikaël Chirinian y Jean-Paul Bordes, entre otros. El director no quiso contar con grandes estrellas para que no hicieran sombra a los auténticos héroes de la película: los bomberos. Evidentemente busco personas no solo capaces en escena, sino además que pudieran cumplir las exigencias físicas de vestir el uniforme de bombero, extremadamente pesado, y con el equilibrio mental necesario para ciertas escenas que se grabaron en medio de auténticas llamas. 

Como curiosidad, se puede destacar qué Anne Hidalgo, la alcaldesa de París, interpreta su propio papel. También aparece el presidente Macron, pero son documentos verídicos que se intercalan en la parte de ficción. Fue totalmente cierto que Laurent Prades, la única persona que sabía desenvolverse con las 700 llaves de la catedral, estaba ese día en Versalles y fue toda una Odisea que pudiera llegar hasta Notre-Dame. Entre otras cosas, corría el riesgo de desaparecer en el fuego la corona de espinas que llevó Jesús la noche de su Pasión y un trozo de la cruz en la que estuvo clavado.

Desde un punto de vista técnico, en lo referente a imagen y sonido es una auténtica maravilla, pero tal vez lo más relevante sea que no hay efectos especiales creados por ordenador. En ese sentido, la película no solo es un homenaje a la grandeza del heroísmo eficaz pero humilde de los bomberos de París, también constituye un canto de amor a un cine auténtico, sincero, vibrante. Ojalá que no sea un cine en vías de extinción. 

Durante casi dos horas, la película mantiene en tensión al espectador, inquieto por la suerte del edificio y temeroso por lo que pueda suceder a los héroes que están luchando por salvarlo. Y todo ello a pesar de que el resultado es previamente conocido de todos.

Arde Notre-Dame es una de esas películas que perdurará en la memoria y en la historia del cine.