CREER EN LO INCREÍBLE
En Elche, “Ovni-Levante”, la asociación de aficionados a la ufología (‘estudio de los fenómenos asociados a los ovnis’) está conmocionada por la muerte repentina de Julio, su líder indiscutido. La dirección del grupo recae ahora en José Manuel, el dueño de un bar, que vive con su anciana madre, que es vidente, aunque ahora está aquejada de demencia senil.
El espectador queda descolocado desde el principio, cuando una periodista de la televisión local que confunde las palabras entrevista a una madre cuya hija ha desaparecido, tal vez abducida. Con ese lenguaje popular en boca de una entrevistadora, la escena resulta totalmente surrealista.
El resto de la película sigue siendo igualmente desconcertante, desde el “secreto cósmico” que puede solucionar todos los problemas de la humanidad, hasta la ingenuidad de los miembros de “Ovni-Levante”, tan distintos entre ellos en edades y condición, pero todos dispuestos a creer a pies juntillas en platillos volantes y toda suerte de fenómenos paranormales. Cuanto les dijera Julio para ellos era doctrina infalible.
De principio a fin, el espectador no sabe bien si está ante un juego de humor macabro de Chema García Ibarra, o bien se trata del reflejo de una realidad (la trama está ligeramente inspirada en hechos que acontecieron), o es una denuncia del poder que gana quien sabe manipular excitando la credulidad ciega de ciertas personas. O, tal vez, hay una mezcla de todo ello.
Para mayor sorpresa del espectador, los personajes, encarnados por actores no profesionales, producen la impresión de estar en un ensayo de teatro de aficionados. Pero no es menos cierto que eso mismo le otorga una gran frescura y espontaneidad a cada uno de ellos.
Todo en la película resulta extraño, misterioso y algo fantasmagórico. El resultado es una cinta que se sigue con tanto interés como perplejidad y que permite pasar un buen rato.