EL PASADO NOS HABLA

La sombra de la Segunda Guerra Mundial se cierne amenazadoramente sobre Europa, y el ambiente en Gran Bretaña es totalmente prebélico. En Sutton Hoo, en el condado de Suffolk, en una mansión en el campo, vive Edith Pretty, la joven y acaudala viuda del comandante Edith Pretty, muy aficionada a la arqueología.

Convencida de que los túmulos que existen en las tierras de su propiedad pueden esconder vestigios del pasado, contrata a Basil Brown, un experto excavador autodidacta, aunque sin títulos universitarios que avalen su trabajo. Pronto va a encontrarse con algo asombroso.

El museo de Ipswich, capital del condado, que se había mantenido indiferente a las ideas de la señora Pretty, al tener noticia de los primeros hallazgos advierte al Museo Británico, que envía inmediatamente a un arqueólogo, dispuesto a marginar al auténtico descubridor, Basil Brown.  

Todo hace pensar que podrían ser restos vikingos, pues el condado sufrió varias incursiones y saqueos en la zona por parte de esos temibles navegantes. Pero Brown piensa que se trata de restos anglosajones del siglo VII, es decir, mucho más antiguos. Si así fuera, cambiaría por completo la idea de rudeza que se tenía de la sociedad anglosajona y los “años oscuros” dejarían de considerarse como tales. 

En la gran zanja abierta en Sutton Hoo, el pasado habla, tal como dice Brown, para prepararnos para el futuro. Pero el futuro más inminente es la guerra y los bombardeos alemanes. ¿Hay un lugar seguro para los importantísimos restos arqueológicos hallados? Y hay más cuestiones que dilucidar: ¿A quién corresponde el honor del hallazgo, a Charles Philipps, arqueólogo oficial del Museo Británico o a Basil Brown, el excavador sin títulos? ¿A quién pertenece el tesoro encontrado, al Museo Británico, al Museo de Ipswich o a la dueña de las tierras e impulsora de la excavación?

La película está basada en la novela La excavación, de John Preston, inspirada en hechos reales que están en la base de uno de los principales descubrimientos arqueológicos de Reino Unido. El guion de Moira Buffini es correcto cuando sigue la trama y a los personajes principales, pero se pierde un poco cuando añade subtramas innecesarias. Es pertinente el relato de la enfermedad de la señora Pretty, porque influye directamente en el hilo argumental, pero es superfluo lo referente a Peggy Preston. Probablemente se busca el lucimiento de Lily James, pero el resultado es que ralentiza inútilmente el ritmo sin aportar nada de interés.  

Los tres personajes centrales, el señor Brown, la señora Pretty y su hijo Robert establecen entre ellos una relación muy interesante, conectan bien con el espectador y transmiten la pasión por leer e interpretar lo que nos dice el pasado.  

Ralph Fiennes hace un trabajo magnífico, como no cabía esperar menos en él. Pero ha dejado ya lejos al joven galán de El paciente inglés y parece haberse convertido casi en un anciano. A título de curiosidad, cabe decir que Ralph Fiennes nació precisamente en el condado de Suffolk, donde se desarrolla la historia. Carey Mulligan está espléndida, en su evolución de la salud a la enfermedad sin perder el entusiasmo por la empresa arqueológica, y el joven Archie Barnes nos ofrece un Robert Pretty creíble. Entre los actores de reparto hay nombres de peso, como Lily James, Monica Dolan o Ben Chaplin, y, en general, el trabajo actoral es más que correcto, capaz de sacar a flote un guion que decae notablemente en la segunda mitad de la película.

Una película muy interesante y entretenida, especialmente en su primer tramo.