«CONFÍA PLENAMENTE EN JESÚS»
Al comienzo de la película unas imágenes bellísimas, ilustradas con textos bíblicos, desde la Creación del mundo van avanzando por la Historia de la Salvación, hasta llegar al nacimiento de Helena Kowalska, en 1905, en Glogowiec, una pequeña aldea en el centro de Polonia. Queda así enmarcada en el designio de Dios la vida de la que llegaría a ser canonizada por San Pablo II en el año 2000.
Desde muy jovencita sintió la llamada a entrar en la vida religiosa, pero era la tercera de diez hermanos y sus padres, campesinos muy pobres, la necesitaban para trabajar. La oposición familiar fue tan firme que la joven Helena abandonó la idea y se dedicó a llevar una vida alegre y algo frívola. Hasta que un día, una visión de Jesucristo la decidió a vencer cualquier obstáculo y seguir con fidelidad lo que el Señor le estaba indicando.
Después de muchos trabajos, por fin, en 1926, cuando contaba 20 años, pudo ingresar en el convento de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia, donde adoptó el nombre de María Faustina del Santísimo Sacramento. Su vida, muy breve, pues falleció con solo 33 años, estuvo marcada por intensas experiencias de Dios y su voluntad de cumplir fielmente la misión que Jesús quería encomendarle.
Su confesor y director espiritual, el padre Miguel Sopoćko, sería su gran colaborador y el continuador de la obra de sor Faustina después de su prematura muerte en 1938. La devoción a la Divina Misericordia, impulsada por ambos, fue extendiéndose por todo el mundo, gracias al nacimiento de una nueva congregación religiosa, cuyo carisma era difundir la Divina Misericordia según las visiones de sor Faustina.
La película es un docudrama, con dos líneas bien diferenciadas, pero perfectamente vinculadas y entrelazadas. Por una parte, la historia dramatizada de algunos momentos especialmente importantes de la vida de sor Faustina, a principios del siglo xx. Por otra, se da el salto al siglo xxi, con una serie de entrevistas a personas actuales conocedoras de la vida y la obra de santa Faustina, que aportan datos muy interesantes sobre el nacimiento y el desarrollo de la devoción a la Divina Misericordia a través de los años. Kondrat dedica también un apartado interesantísimo a comentar el cuadro original del Jesús de la Divina Misericordia, estableciendo una comparación con la Sábana Santa de Turín.
Michal Kondrat ofrece una buena película, de hondo contenido religioso, con un guion bien elaborado y un trabajo actoral de altura, especialmente por parte de Kamila Kaminska y Maciej Malysa, que consiguen ofrecer unos personajes creíbles y cercanos, no siempre fácil cuando se trata de combinar espiritualidad y naturalidad. En cuanto al rigor histórico y teológico está garantizado por el nivel de conocimiento de los entrevistados (Hna. Teresa de la Fuente, filipina, y Hna. Michaela Rak, polaca, ambas monjas de la Congregación de Ntra. Sra. de la Misericordia; P. Joseph Roesch, Vicario General de los Padres Marianos de la Inmaculada Concepción; Fray Seraphim Michalenko, Postulador de la causa de canonización de Santa Faustina; Obispo Krzysztof Nitkiewicz, Postulador de la causa de beatificación del Padre Michał Sopoćko; Cardenal Henryk Hoser, exarzobispo de la Diócesis polaca de Varsovia-Praga).
Las que pudieran ser escenas más conflictivas, las apariciones de Cristo a sor Faustina, están muy bien resueltas. Kondrat ha tenido el gran acierto de hacerlas muy breves y ha sabido llevarlas con austeridad y elegancia.
Es una película de buena factura y muy recomendable, como documento histórico y como testimonio de la devoción a la Divina Misericordia, tan extendida en nuestro mundo. Aunque, lógicamente, tendrá su público más afín, es muy recomendable.