EL BUEN MAESTRO
Rémi es un huérfano abandonado en la puerta de una iglesia, que fue adoptado por la dulce Madame Barberin. A los 10 años, cuando Monsieur Barberin regresa a casa con una herida que le impide seguir trabajando, entrega al niño al Signor Vitalis, un misterioso músico ambulante. A su lado el pequeño conocerá lo dura que puede ser la vida de los saltimbanquis y aprenderá a aprovechar su hermosa voz para ganarse el sustento. Los acompañan en sus aventuras el perro Capi y el monito Joli-Cœur.
Antoine Blossier, director francés prácticamente desconocido en España, hace una adaptación libre de la novela Sin familia, de Hector Malot, que vio la luz en 1878. Blossier mantiene la trama melodramática, pero nos ofrece un relato más moderno y algo más optimista, puesto que la energía que mueve a Vitalis y a Rémi es la confianza en el futuro. La historia es un cuento infantil con circunstancias muy adversas, algún villano y víctimas inocentes. Es muy interesante la figura de Vitalis, como educador de un niño que se está despertando a la vida, para despertar en él los grandes valores del amor, la amistad y la solidaridad, y la responsabilidad que tiene cada persona de reconocer las propias capacidades, agradecerlas como dones que hay que esforzarse por llevar a cumplimiento. Hay también un gran respeto por la familia y las tradiciones.
Rémi, ya anciano, en un flashback casi continuo, es el narrador de su historia ante un público infantil. Desde el instante en que el bebé de seis meses abandonado en la calle en plena noche fue recogido por M. Barberin, toda la película está envuelta en una atmósfera suave y tierna, pero, en ningún momento, empalagosa o sensiblera. Entre la paz y la armonía del salón donde Rémi hace el relato de su vida, un cierto aire fantasmagórico en los interiores y en algunas escenas terribles, como el ataque de los lobos, una naturaleza luminosa de una belleza deslumbrante, y una música envolvente para cada situación, todo el conjunto parece armonizarse para crear un ambiente mágico incluso en las situaciones más oscuras y desesperadas.
El guion es ágil, no hay tiempos muertos, pero tampoco produce tensión angustiante. Sin embargo hay que advertir que, aunque la novela era más sombría que el film, inevitablemente hay momentos muy tristes que tal vez pueden resultar duros para niños muy sensibles.
La película cuenta con un buen reparto, aunque el peso lo llevan un como siempre magnífico Daniel Auteuil y el joven Maleaume Paquin. El entrañable dúo consigue impregnar su trayectoria de emoción y compasión, sin caer nunca en el recurso fácil de mostrar miseria y autocompasión. Contar nada menos que con Jacques Perrin para encarnar a Rémi adulto es un verdadero lujo, aunque sea un papel secundario. El resto del elenco sabe estar a la altura. No pueden dejar de mencionarse los dos animales, el divertido mono Joli-Cœur y, sobre todo el perro Capi, un magnífico ejemplar de Border Collie. Ambos harán las delicias de niños y grandes.
La película, con la salvedad de escenas algo lacrimógenas, es una buena propuesta familiar.