Cine y Valores

Estafadoras de Wall Street

Título original: 
Hustlers
Género: 
Puntuación: 
4

Average: 4 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2019
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
109
Contenido formativo: 
Crítica: 

CAPITALISTAS VÍCTIMAS DEL CAPITALISMO

Lorene Scafaria, directora y autora del guion, se basa en una historia real que publicó en 2015 la periodista Jessica Pressler para el New York Magazine. Cuando llega la crisis de 2008, los mercados financieros se hunden y los clubes del distrito financiero de Nueva York quedan vacíos. Un grupo de strippers está en apuros, pero Ramona, una experimentada prostituta, que ha sido la reina del baile en el club en el que trabajaban, apoyada en su amiga y protegida Destiny, diseña un plan muy arriesgado para ganar mucho dinero, drogando y estafando a sus clientes de Wall Street.  

Una película muy brillante y colorista en la forma, con una Jennifer López absolutamente impactante a sus 50 años, por su figura y su atractivo sexual. Desde el primer número en escena, en la barra de un club nocturno neoyorkino de alto standing, es capaz de dejar sin aliento al público de ambas salas, la de cine y la del club. Toda la cinta está al servicio del atractivo de los encantos sensuales de la actriz, tanto para mostrar cómo se convierten en anzuelo para incautos adinerados, como para conseguir mantener viva la atención del espectador. Junto a la explosiva Jennifer López, consigue no desentonar la norteamericana de origen taiwanés Constance Wu, su “discípula”, con la que va a organizar su plan de negocios.

Cuando la banda ya está constituida, entramos en una espiral de topicazos insustanciales de tan manidos. Las strippers de noche, sin escrúpulos con los clientes, en cuanto amanece se convierten en madres amorosas y amigas fieles y generosas. Una auténtica familia modélica. Reclaman para sí el derecho a ser tratadas con la dignidad que les corresponde como personas, por muy prostitutas que sean. Y no les falta razón, solo que ellas tratan a los posibles clientes como objetos de desecho, a los que hay que desplumar sin ninguna consideración. Por s parte, los varones que aparecen en la película, hombres de negocios en Wall Street, son todos medio lelos y se dejan engañar como auténticos pardillos. No se les está mal, parece sugerir la película, por ser miembros destacados del infame sistema capitalista. Sin embargo, en cuanto las consideradas víctimas del sistema del sistema logran tocar dinero, dejan de hacerle ascos y se lanzan a disfrutar de las mieles del consumismo desenfrenado.

La película está en la línea de feminismo más autosatisfecho, pues es una historia de mujeres que se levantan en armas y humillan al varón. Al final parece querer transmitir alguna moraleja sobre la peligrosa deriva de una sociedad capitalista, pero no tiene ninguna consistencia. El léxico, los diálogos y las escenas ordinarias, a cual peor, entre clientes y prostitutas, se repiten hasta el agotamiento. Hay que suponer agotamiento de los personajes, pero sobre todo, del espectador.