Documental sobre el ascenso y la caída del magnate del cine de Hollywood Harvey Weinstein, que ha sido acusado de abusos sexuales, chantaje, acoso, violaciones… Las agresiones sexuales que perpetró sistemáticamente tuvieron lugar a lo largo de diez años, sin que nada ni nadie levantara la voz para denunciar los abusos. Hasta que en 2017 aparecieron las primeras informaciones en The New Yorker y New York Times. Poco después nacía el movimiento feminista #Me Too, de gran empuje y resonancia en los medios. De inmediato el productor Simon Chinn, junto a Jonathan Chinn y Poppy Dixon se pusieron en contacto con la cineasta Macfarlane y, a principios de 2018, empezaba la preproducción del documental Untouchable, coincidiendo con el momento en que veían la luz un sinnúmero de artículos informativos sobre el asunto.
El hilo conductor de la película es la investigación llevada a cabo por algunas de las personas que han destapado el caso, como el periodista Ronan Farrow, hijo de la actriz Mia Farrow y del cineasta Woody Allen, cuyos artículos en The New Yorker fueron decisivos para destapar el caso de Harvey Weinstein.
El documental presenta testimonios de algunas de las presuntas víctimas del magnate, como Erika Rosenbaum, Rosanna Arquette, Paz de la Huerta, etc., que cuentan en pormenor las experiencias denigrantes que ahora se han decidido a denunciar. Hay también declaraciones de periodistas, productores, abogados, empleados, colaboradores… Ese depredador sexual era, además, un obseso de poder y el término sheriffparece le cuadraba perfectamente. Era, como reza el título, intocable.
En la película se echa de menos un perfil más completo de Weinstein, no tanto de su infancia y juventud, que pudieran explicar, por lo menos en parte, cómo pudo llegar a ser el monstruo que fue, sino, sobre todo, de cómo consiguió un éxito tan espectacular en el mundo de la empresa cinematográfica sin que mucha gente de su entorno se diera cuenta de lo que estaba sucediendo en la sombra. Ben Affleck o Penélope Cruz, por citar solo dos, no se cansaban de agradecer públicamente a Weinstein su labor.
Su faceta de genio está aludida en el film, pero casi en tono de reproche, como si fuera la causa directa de su prepotencia. A través de 26 testimonios, vamos descubriendo a un hombre violento y tiránico, que no aceptaba un no por respuesta, pero que sabía perder batallas con tal de no perder la guerra. Eso explica las grandes sumas de dinero que pagó a las víctimas que se atrevían a denunciarlo, a cambio de un contrato de confidencialidad. Ellas aceptaron el dinero y callaron.
Sin quitarle ninguna gravedad a los hechos nefandos que protagonizó Weinstein en la vida real, la película es bastante maniqueísta. Uno no puede dejar de preguntarse cómo una chica acepta una cita para hablar de su contratación en una habitación de hotel, o como, al inicio de la provocación, cuando aún era tiempo (según sus propias palabras) las víctimas no salían corriendo. La torpeza, o la ambición por llegar a ser actriz, no le resta culpa al acoso, es verdad, pero no se puede olvidar que algunas de esas mujeres a las que se compró el silencio, aparecieron después muy sonrientes junto al hombre al que habían querido denunciar.
Un comportamiento ético reprobable, como puede ser acercarse demasiado a lo inmoral para conseguir situarse en un círculo social al que por sus propios méritos no podrían ni soñar, no justifica nunca que alguien como Weinstein se crea con derecho a utilizarlas como meros objetos. Pero tampoco la maldad de él las convierte a todas automáticamente en víctimas inocentes. Víctimas sí, por supuesto, no hay más que verlas, rotas por dentro y todavía, tantos años después, con un sentimiento de vergüenza
y culpabilidad. Uno de los puntos más débiles del film es que pasa de puntillas sobre el proceso psicológico de las víctimas, no solo a partir del acoso, sino desde que se acercaron a Weinstein y empezó a crearse el ambiente en que tuvo lugar la agresión. Y más aún, qué sucedió después, habría que saber cuántas de esas víctimas silenciadas con dinero permanecieron en el entorno de Weinstein y por qué lo hicieron.
Sería tremendo que se acusara a una persona de haber manipulado y abusado de su situación privilegiada para obtener réditos personales, y los acusadores hicieran ahora exactamente lo mismo con el acusado. En una sociedad sana, deben imperar la verdad y la justicia, no la venganza y el rencor. El proceso contraHarvey Weinsteinestá previsto que empiece en enero próximo. Hay que esperar que la verdad salga a la luz y se haga justicia.
El documental es interesante porque aporta datos sobre un tema de actualidad tan candente, pero en sí mismo no es especialmente bueno. El hilo de la trama va entrelazando la trayectoria profesional de Weinstein (No la vida privada. Se dice que está casado y tiene hijos, pero no se sabe nada concreto de su familia), con las declaraciones y acusaciones de los testigos y víctimas, sin escatimar detalles escabrosos.