LA VIDA POR LA LIBERTAD
1979. Tras la Segunda Guerra Mundial Alemania ha quedado dividida en dos Estados: a un lado la República Federal de Alemania, un país democrático de corte occidental, todavía con la presencia de las fuerzas aliadas, americanos, ingleses y franceses; al otro lado, una férrea dictadura social-comunista que, paradójicamente, se hace llamar República Democrática de Alemania. La Stasi, el terrible órgano de inteligencia de la RDA, tiene establecida una red de informadores para que no escape nada ni nadie a su control, y no duda en deshacerse de quienes, por cualquier causa, sean considerados incómodos para el régimen.
Para impedir que nadie pudiera escapar hacia la Alemania libre, la Alemania comunista construyó el llamado “Muro de Berlín”, al que se refería como “Muro de Protección Antifascista”. El mundo libre, sin embargo, lo llamó el “Muro de la vergüenza”. Muchas personas imaginaron mil formas distintas de saltarlo en búsqueda de la libertad, aunque las posibilidades de éxito eran mínimas y muchos miles perdieron la vida en el intento.
Michaël Herbig ha podido recoger los testimonios de algunos miembros todavía vivos de dos familias que protagonizaron una aventura rocambolesca para huir al lado occidental. Peter y Doris Strelxyk y sus amigos Petra y Günter Wetzel decidieron construir un globo aerostático capaz de sostener el peso de 8 personas (ambos matrimonios y sus respectivos hijos) para poder escapar del control de la Stasi. El proyecto era poco menos que una locura irrealizable y el más mínimo fallo supondría un precio inimaginable.
A pesar de la falta de credibilidad de algunas escenas, el relato se atiene a la veracidad de unos hechos que acontecieron en la vida real. El guion mantiene el pulso firme de principio a fin y nos sumerge en un thriller histórico apasionante. La película está muy bien ambientada y nos hace respirar la atmósfera opresiva que envuelve a una población aplastada bajo el terror del régimen. Reina un miedo cerval, nadie se fía de nadie y no pocos están dispuestos a jugarse la vida en el intento de ganar la libertad.
Herbig nos hace vivir por dentro la fuga más espectacular de la historia del muro; recrea todos los detalles de los preparativos de la partida, con sus miedos, errores, fracasos y vacilaciones. Consigue que no solo el espectador experimente el ahogo de la opresión permanente, sino que incluso unos de los jefes de la stasi acaba preguntándose si acaso la vida en el paraíso comunista no sea tan maravillosa puesto que tantos pretenden huir.
Una película muy entretenida y una página de la historia que conviene no olvidar, en una época como la nuestra, en que los populismos están de nuevo amenazando la democracia y la libertad.