LA BANDA DE LA PANDA
Edu está estudiando música en Londres, con una beca. Su objetivo es entrar a formar parte de una gran orquesta. Después de un año de no ver a los suyos, vuelve a su tierra de Valencia para asistir a la boda de su hermano Ximo.
Los dos hermanos nunca habían compartido actividades, salidas ni confidencias, por lo cual tienen poco en común y no saben gran cosa uno de otro. Pero un acontecimiento así es buena ocasión para tender lazos, aunque sea torpemente y por escrito. El reencuentro con sus antiguos amigos, Fari, Cabolo y Juanma, componentes todos ellos de la banda de música del pueblo, despierta en Edu sentimientos que creía dormidos para siempre, sobre todo respecto de Alicia, la eterna novia de Juanma.
Hay un cierto paralelismo entre las evoluciones personales de Ximo y Edu, desde el pánico ante la inminencia de una gran decisión de vida, casarse o romper el compromiso, en el caso de Ximo, regresar a Londres y seguir con la formación musical o abandonar el proyecto y quedarse en Valencia, para Edu. Uno y otro deben optar, entre lo más cómodo, que para ambos es quedarse “en casa” y dejar que la vida transcurra por donde quiera, o “echarse al agua” sin pensárselo demasiado y convertirse en el dueño activo de su propio destino.
Es una trama sencilla, sin sorpresas ni altibajos, con situaciones humanas perfectamente reconocibles en nuestro entorno: Juanma, el tipo egoísta que no sabe si viene o va; Fari, el depresivo, que no encuentra su lugar en la vida; Cabolo, torpe hasta extremos impensables; Edu, inseguro e indeciso; los padres, que siguen unidos entre ellos tras medio siglo de matrimonio y que quieren a sus hijos con un amor totalmente generoso.
Roberto Bueso, director y guionista, ofrece una obra redonda, llevada con buen pulso y con unos actores que sacan adelante sus papeles con dignidad. Resulta entretenida.