GUERRA SIN PAZ
Nadia y Adrián, padres de una hija, llevan muchos años casados y su vida transcurre más o menos plácidamente. Él trabaja como vendedor en un concesionario de coches y ella regenta una tienda erótica femenina, «Los placeres de Lola». Cuando la hija decide irse al extranjero para seguir formándose, Nadia sufre el síndrome del nido vacío, se rompe la cómoda y aburrida monotonía de la vida del matrimonio y surgen, con toda virulencia, desavenencias, reproches y rencores.
Pero cuando, después de muchas trifulcas, deciden poner fin a su vida en común, se dan cuenta de que es imposible, porque tienen que afrontar el pago de la hipoteca del casoplón en el que viven. Y tampoco pueden vender el chalet porque está enormemente devaluado a causa de la burbuja inmobiliaria. Así pues no les queda más remedio que seguir viviendo «bajo el mismo techo», aunque la casa se haya convertido en un auténtico campo de batalla en el que no se conceden ninguna tregua.
La película empieza bien, con unas escenas graciosas en las que se muestran, alternativamente, las prioridades de hombres y mujeres. Pero prácticamente ahí acaba su capacidad de provocar la risa. Y una comedia sin gracia es una triste comedia. Silvia Abril y Jordi Sánchez hacen un buen trabajo, pero no es suficiente para levantar un producto que no da más de sí. Prescindible.