Cine y Valores

El Papa Francisco: Un hombre de palabra

Título original: 
Pope Francis: A Man of His Word
Puntuación: 
9

Average: 9 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2018
Dirección: 
Fotografía: 
Intérpretes: 
Distribuidora: 
Duración: 
96
Crítica: 

LAUDATO SIE, MI' SIGNORE, CUM TUCTE LE TUE CREATURE

Más que una biografía o un documental, la película es una aproximación a la figura del Papa Francisco, con el fin de presentar sus ideas y su mensaje, su trabajo, sus reformas y las respuestas que él propone a las grandes cuestiones apremiantes e ineludibles que acucian al hombre de hoy, como la familia, la justicia social, la ecología, el materialismo, la inmigración, las desigualdades…

El director y guionista alemán Wim Wenders (La sal de la tierra, 2014) ha tenido el gran acierto de no centrar el interés en los datos biográficos, sino que ha puesto el foco en la persona de un papa excepcional, con los pies en el suelo, con el coraje de mirar cara a cara las diversas formas de injusticia que sufren hoy los más desfavorecidos y dar un grito de llamada al compromiso y la fraternidad. Un papa al que no le ha temblado el pulso para afrontar aquellos puntos en los que la Iglesia se ha apartado de la autenticidad del mensaje de Cristo.

Wenders traza un paralelismo entre Jorge Bergoglio, el jesuita argentino que, al ser elegido Papa, adoptó el nombre de Francisco, con referencia a san Francisco de Asís, y éste mismo santo, quien en el siglo XII promovió también una renovación espiritual para volver a la pureza del Evangelio. Sin duda la idea es pertinente, pero la técnica de intercalar escenas de la vida del santo rompe el ritmo de la película sin aportar nada relevante. Aparte de que esos flashes en blanco y negro, con aspecto de cinta antigua, nos traen a la memoria esa joya de Roberto Rossellini, con guion del mismo director en colaboración con Federico Fellini, «Francisco, el juglar de Dios» (1950), y la comparación se hace inevitable.

Los reportajes de viajes e intervenciones del papa en distintos ámbitos, se intercalan con escenas en las que Wenders encuadra a Francisco en un primer plano medio, tranquilamente sentado en un sillón, mientras de forma relajada va explicando lo que piensa y lo que le inquieta de nuestro mundo, las terribles injusticias y la falta de amor.

La película se dirige a un público amplio, no sólo a creyentes. Tal vez algunos de estos le achaquen la falta de temas más específicamente espirituales, pero lo cierto es que la mirada con la que Francisco contempla al hombre está impregnada de la misericordia y el amor del Maestro al que anuncia y al que sigue. Su denuncia y su propuesta emanan directamente del mensaje de Jesús y, como no se cansa de repetir, no responder comprometidamente a la realidad de agresiones, al ser humano y a la «madre tierra», que nos interpelan «no es cristiano». Así, uno de los capítulos más duros del documental, el discurso del papa Francisco a la curia, en la esencia de su contenido va dirigido a todo cristiano, porque habla de salir de sí, de abandonar el egoísmo y el conformismo tranquilizador y lanzarse a tocar las heridas del hombre, como hizo Cristo.

Francisco habla con claridad de cuestiones escabrosas, como los casos de pederastia en que se han visto involucrados algunos sacerdotes, y de cuestiones urgentes en el mundo, como el trato a los refugiados, a tantos hombres que no tienen acceso ni a lo más elemental, el deterioro de la naturaleza, etc. Wenders ha estructurado muy bien la película, que se sigue con interés de principio a fin, y los minutos de metraje se quedan cortos, dejan con ganas de más.

Y uno, ya sea creyente o no, sale no solo informado, sino interpelado y con un buen número de temas para la reflexión, desde la respuesta debida al drama de la pobreza hasta el valor de la sonrisa.