TIEMPO FUERA DEL TIEMPO

Segunda Guerra Mundial. Georg, un joven alemán logra escapar de una redada de los CRS (el equivalente francés a la policía antidisturbios española). Debía haber entregado unos papeles ­-documentación y una carta de su esposa­- a un escritor alemán escondido en un hotelucho, pero lo encontró muerto. Huye entonces a Marsella, donde conocerá a María, la mujer del escritor, y a otros refugiados. Allí vivirá las inquietudes de las gestiones de pasaportes y pasajes y las luchas interiores de sentimientos ambiguos e indecisos. Su vida está en tránsito, entre la huida y la incertidumbre de la libertad.  

La escritora alemana Anna Seghers (1900-1983), en 1944, publicó su novela Transit, que trata sobre refugiados alemanes que esperan en Marsella un visado y un pasaje para poder partir a América. El libro está basado en su propia historia. En su país, ella había sido detenida por la Gestapo y sus libros fueron quemados. Poco más tarde consiguió escapar a París con su familia. Pero, cuando los alemanes tomaron París, su marido fue llevado a un campo de concentración, mientras ella podía huir con sus hijos a Marsella, desde donde hizo cuanto pudo para conseguir la liberación de su esposo. Todos juntos pudieron, por fin, viajar a México. La película de Christian Petzold, aunque inspirada en la obra de Seghers, difiere en dos cuestiones radicales, la primera de las cuales es la misma trama. El protagonista no es la escritora y su familia, sino que es la historia de Georg, un joven, alemán como ella y comunista. Un camarero narra la historia que le contó el mismo Georg. La segunda diferencia es temporal, pues el film se desarrolla en un tiempo fuera del tiempo. En lo que se entiende años 40, durante la guerra, vemos a los CRS con coches actuales corriendo por las calles, pintadas de hoy en las paredes… Tal vez esto podría hacernos pensar que Petzold quiere decir que las prácticas represivas siguen existiendo, y no hay más que ver lo que sucede en la actualidad con emigrantes y refugiados. Pero no es así, no se trata de algo tan superficial. Christian Petzold es totalmente fiel al espíritu de la novela de Anna Seghers, y lo que hace es decir de otro modo -no sólo porque sea en lenguaje cinematográfico-, que esos meses en Marsella, de incertidumbres y miedos, de gestiones eternas en los consulados, de intentos desesperados por obtener un pasaje en algún barco que los llevara hacia la libertad, fueron los tiempos del tránsito, tiempos fuera de los días que marca el calendario. Las horas no estaban compuestas de minutos, sino de sobresaltos, esperas y decepciones. El tránsito es el tiempo fuera del tiempo, entre la huida y la llegada.

Los actores protagonistas Franz Rogowski y Paula Beer realizan un gran trabajo y la película está bien realizada. Pero es tan atrevida en su planteamiento, que no resulta fácil seguirla. Tener que reflexionar la trama después de haber visto el film, para conseguir entenderla, no le augura demasiado éxito entre el gran público. Sin embargo, es interesante y la verdad es que mantiene la atención en alerta de principio a fin.