¿HAY QUE MATAR A JESÚS?

Paula, una joven estudiante de Art en la Universidad de Medellín presencia el asesinato de su padre, un profesor de la Facultad de ciencias políticas, muy apreciado por todos y al que no se le conocían enemigos. Los dos muchachos que le han disparado huyen en una moto, pero, por un instante, Paula logra ver el rostro del asesino.

La familia queda totalmente alterada, primero por el dolor de la pérdida de ese hombre bueno, pero, además, porque él era el sostén de la economía de la casa. Por otra parte, ante la ausencia de pistas sobre los asesinos y sus motivaciones, la policía les recomienda que, por seguridad, abandonen la ciudad.

Después del shock por la muerte violenta del padre y la rabia frente a la indiferencia y la corrupción de la policía, un profundo deseo de venganza va apoderándose de Paula. Dos meses después de ese terrible suceso, por casualidad, la joven se cruza con Jesús, el motorista que cometió el crimen. Traza entonces un minucioso plan de ajuste de cuentas, pero cuando se ve al enemigo de cerca, ya nada es tan fácil, hay que decidir entre la venganza o el perdón.

La película muestra en toda su crudeza la espiral de violencia que se vive en Colombia, especialmente en Medellín. No parece tener solución, no parece verse una salida a tanta sangre derramada absurdamente. Es una obra dura hasta helar la sangre, pero Laura Mora contempla la realidad con una mirada humanista, y, sin expresarlo explícitamente, insinúa que sólo la misericordia y el perdón podrían abrir un nuevo horizonte.

Quizá se le podrían achacar algunas deficiencias en lo formal, pero es un film potente, con una estética realizada con inteligencia, y un guion que mantiene el ritmo de la tensión y la intriga hasta el impresionante desenlace final, que deja a los espectadores sobrecogidos y reflexivos.