NO TODO VALE

Peter Rabbit, un conejo rebelde, revoltoso y con madera de líder, capitanea un pequeño «ejército» formado por su primo Benjamin Bunnie y las trillizas Flopsy, Mopsy y Cottontail. Quieren recuperar el huerto donde se criaron y en el que perdió la vida su padre, pero no tienen libre acceso a él, porque su dueño, el Sr. MaGregor, no está dispuesto a que los conejos le estropeen las hortalizas. Esto da lugar a una guerra sin cuartel, que no hace más que recrudecer cuando llega el nuevo dueño, el joven Thomas McGregor, que se convierte, además, en un rival de Peter en el corazón de Bea, la adorable vecina.

Will Gluck (Annie), director y coguionista junto con Rob Lieber, ha querido combinar actores con personajes animados con herramientas digitales. El resultado es magnífico. Hay que ponderar también el buen trabajo de Peter Menzies, responsable de la fotografía, así como la animada banda sonora de Dominic Lewis. Los actores cumplen bien y el conjunto queda tan armónico que cuesta darse cuenta de que unos son de carne y hueso y otros personajes animados. Sin embargo, la estética no se corresponde con el contenido del film, que está lejos del encanto de los cuentos ilustrados de la británica Beatrix Potter.

No todo vale en el entretenimiento para niños. La sustancia de una narración infantil es cómo el héroe, que encarna el bien y los valores, es atacado por el villano. A base de astucia y valor, el héroe acaba resultando vencedor. Esa lucha entre la fuerza avasalladora del mal y la aparente debilidad del bien -cuya fortaleza, como la belleza, está en su interior- suele dar lugar a escenas divertidas en las que el malo acaba quedando en ridículo. El niño participa interiormente de la trama, identificándose, como es lógico, con el héroe vencedor. Pero si el héroe, como Peter Rabbit, se enorgullece de haber matado al enemigo -que realmente no haya sido así nada cambia a la actitud de Peter-, no respeta nada y se mueve por puros celos, resulta que se ha convertido él mismo en otro villano, con el que el niño va a identificarse. Está bien que una película para niños sea disparatada y caótica, pero en Peter Rabbit sobra violencia, aunque sea en clave infantil. No todo vale en el entretenimiento para niños.