Préhistoria, cuando los dinosaurios y los mamuts recorren todavía la tierra. Una tribu de pacíficos y bondadosos cavernícolas viven felices al fondo de un valle. Pero el malvado Lord Nooth de la Edad de Bronce los expulsa de su hábitat y los confina a las tierras de fuego, donde están condenados a perecer porque no pueden subsistir, ya que ni hay vegetación ni tienen oportunidad de cazar. El pequeño Dug no se conforma y, junto a su jabalí Hognob harán lo indecible por salvar a su tribu del poderoso enemigo. La gran batalla entre la Edad de Piedra y la de Bronce se va a dirimir en el partido de fútbol más emocionante de la historia.
Nick Park y los estudios Aardman asombran una vez más con la técnica del «stop-motion», es decir, realizando la animación fotograma a fotograma, con figuras de plastilina. Sólo el soporte final es digital. El doblaje español es muy bueno, Hugo Silva en el papel principal y Chenoa, como Val están magníficos. Pero hay que destacar la voz y el gracejo de Mario Vaquerizo haciendo de Lord Nooth.
La película es muy divertida y la idea de centrar la atención en el deporte rey resulta muy original. Pero, además, la película tiene un contenido formativo considerable. El ególatra, orgulloso de sí mismo y desvinculado de los demás, aunque pueda presumir de muchas aptitudes y oportunidades, al final tiene muy poco recorrido y hasta resulta ridículo. Por el contrario, un grupo de personas humildes y casi desvalidas, pero unidas por un ideal valioso común, son capaces de alcanzar grandes cotas de calidad. Los malos, con sus ardides y mentiras, parece que pueden arrasar lo que encuentran a su paso, pero al final se autodestruyen. Mientras que el bien, sin otras armas que el esfuerzo, la inteligencia, la verdad, la nobleza y sobre todo la unidad, siempre acaba brillando.
Una buena propuesta familiar y también una buena oferta para quien quiera deleitarse con una animación de calidad.