Cine y Valores

¡Lumière! Comienza la aventura

Título original: 
Lumière! L’aventure commence
Puntuación: 
9

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País: 
Año: 
2016
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Intérpretes: 
Distribuidora: 
Duración: 
90
Contenido formativo: 
Crítica: 

Los hermanos Auguste y Louis Lumière, creadores del cinematógrafo, iniciaron la historia del cine en 1895. Ambos son los dos protagonistas implícitos del espléndidodocumental que nos ofrece Thierry Frémaux, director del festival de Cannes y del Instituto Lumière de Lyon. El film de Frémaux presenta un magnífica y sorprendente selección de 108 películas restauradas que nos invitan a un viaje a los orígenes del cine.

La «infancia» del séptimo arte comenzó con historias de niños. Películas mudas, en blanco y negro por supuesto, con caritas de críos, comidas  y juegos de bebés, los primeros pasos, las comidas en familia, las vacaciones… Para los hermanos Lumière el primer tema de sus películas fue su entorno en general y muy especialmente su propia familia. Las primeras películas de cine mostraban la vida, la familia, el trabajo, los oficios, la sociedad… la vida misma de la Francia de principios del siglo XX. Los Lumière filmaban la salida de su fábrica; Lyon, su ciudad; la gente; los niños bañándose en el río; las carreras de sacos; obreros, etc. Pero también filmaron París en los inicios de la Belle époque, niños en las Tullerías, los Campos Elíseos… Y pronto el cine se extendió a otros lugares del mundo -imágenes de América, de Asia, de África, Nueva York, Tokio, Moscú-, de la mano de operadores que seguían las huellas de los Lumière en la técnica cinematográfica.

La película está dividida en capítulos temáticos que recogen las películas más representativas, como la archiconocida de los obreros que salen de la fábrica. Pero la intención última de Frémaux es mostrar que esas primeras películas no eran sólo un descubrimiento técnico, sino que constituían ya auténtico arte cinematográfico, que mima la composición del encuadre, como el famoso tren que llega a la estación, atravesando la diagonal de la pantalla. Además, es verdad que los Lumière iniciaron el documental, como la tan célebre salida de los obreros de la fábrica, pero también los trucos, como el muro que se reconstruye rebobinando la película, el remake, el cine cómico, como «el regador regado», etc. Muchos de los recursos que hoy nos saben a nuevo se crearon con los primeros balbuceos del cinematógrafo. Lógicamente se han reinterpretado y actualizado, pero su origen está ahí, en esas primeras deliciosas películas. Justo es reconocerlo y hasta agradecerlo.

El mismo Thierry Frémaux, ha sido el narrador ideal para este documental. Su voz en off, a la distancia justa para dejar que las películas hablen por sí mismas, ayuda a penetrar en las imágenes, mudas pero bien expresivas, capaces de sugerir y comunicar. Una apasionada y soberbia declaración de amor al cine, de un amor entusiasmado y contagioso.