La película, inspirada en hechos reales, narra la historia de Saliya Kahawatte, un brillante estudiante alemán, hijo de padre cingalés y madre alemana. Imprevisiblemente le brota una lesión ocular de carácter hereditario e irreversible que lo deja casi ciego, sólo con una capacidad de visión de un 5%. Su sueño es poder trabajar en la hostelería, pero sus solicitudes para entrar en un programa de formación son sistemáticamente rechazadas a causa de su minusvalía, a pesar de su brillante currículum. Pero Saliya no es hombre que se arredre ante las dificultades, por lo que se dirige al hotel más lujoso de Munich pero ocultando su discapacidad para conseguir que le admitan.
Con una fuerza mental impresionante y una gran perseverancia, primero con la ayuda de su hermana Sheela y luego también de su amigo Max, compañero de trabajo en el hotel, Saliya consigue disimular ante todo el mundo su problema de visión. Pero su vida se complica todavía más cuando se enamora de Laura, una joven que suministra al hotel alimentos procedentes de su propia granja.
El director, Marc Rothemund, nos ofreció en 2005 una película memorable, Sophie Scholl: Los últimos días, basada a su vez en hechos reales, que siguió con fidelidad el guion de Fred Breinersdorfer, centrado exclusivamente en el personaje de Sophie, su interrogatorio y juicio. En el caso de Cita a ciegas con la vida, Oliver Ziegenbalg y Ruth Toma no están tan acertados, porque es difícil mantener el dramatismo de una trama cuando ésta no resulta creíble. Y tal vez por eso aparecen subtramas -el romance con Laura y la relación con su hijo, los problemas de los padres de Saliya, la frivolidad del divertido Max…-, cuya única función parece ser aportar elementos a un hilo argumental al que le falta la fundamentación de la verosimilitud. Sin embargo se pasa sobre ellas sin desarrollarlas, son meras divagaciones (como el irrelevante paseo en bicicleta) que tienen como consecuencia un excesivo metraje que acaba siendo cansino.
Los personajes del cine de Rothemund tienen profundidad humana y, en ese sentido, sus actitudes y vicisitudes dan que pensar y ofrecen temas para el diálogo y la discusión. Así sucedía con la citada Sophie Scholl (2005), con la también llamada Sophie de La chica de las nueve pelucas (2013) y así es con Saliya Kahawatte. La historia del joven ciego habla de esfuerzo y perseverancia, de afán de superación, de amistad incondicional y del apoyo de la familia.
A pesar de sus defectos, Cita a ciegas con la vida es una película que esponja el alma, que invita a la reflexión sobre la solidaridad con los desvalidos, y sobre la necesidad de asumir activamente las propias capacidades y limitaciones, siempre dispuesto a correr el riesgo de elevarse sobre sí mismo.