Axel regresa a Buenos Aires después de 25 años, para emprender la búsqueda de sus antiguos compañeros, Javier y Lucas, para resucitar el grupo musical que formaron cuando eran adolescentes.
Una alocada historia que encierra tres historias nada locas. Alex, con síntomas del síndrome de Asperger, es un hombre tremendamente afectivo, necesitado de amigos y de muestras de cariño. Es generoso y trabajador, pero poco dotado para las habilidades sociales y las relaciones personales. Javier, profesor de biología en un colegio de Secundaria, acaba de enviudar, vive sumido en la amargura y el desorden y no logra comunicarse con su hijo de 13 años. Lucas, un abogado presumido y mujeriego, ve como todo a su alrededor se desmorona: su esposa le pide el divorcio, su secretaria y amante le vuelve la espalda, su empresa lo despide y corre el riesgo de enfrentarse a una grave denuncia por estafa y corrupción.
El nombre de su viejo grupo de rock supone el asunto de la película, Autorreverse, darse la vuelta, dejar que lo pasado vuelva a empezar para dar sentido al presente. Los tres actores protagonistas están fantásticos encarnando a sus respectivos personajes, con una buena réplica por parte de unos secundarios que saben estar a la altura.
El ritmo resulta irregular, con escenas repetitivas y circunstancias forzadas, y el desarrollo de las tres historias acaba resultando, además de reiterativo, un tanto «edulcorado». Pero el relato está sembrado de situaciones cómicas y de gags hilarantes. No es una maravilla de película, pero permite pasar un rato agradable y divertido.
Hay que añadir una advertencia: no conviene salir de la sala hasta que desaparezca el último de los créditos y se debe prestar atención a la letra de la canción, que ofrece la conclusión de la historia.