Un club en una playa del sur de Francia. Samuel, un mujeriego incorregible, lleva una vida frívola, sin responsabilidades de ningún tipo. Ni tan siquiera se toma en serio su trabajo. Sus hábitos de juerguista irredento se complican súbitamente cuando Kristin, una antigua amante, se presenta con un bebé en brazos y le comunica que es Gloria, su hija, cuya existencia, por supuesto, él desconocía. Ante la sorpresa de Samuel, Kristin le deja a la niña y huye a toda velocidad. Aterrorizado por la situación, se va a Londres con la pequeña para devolvérsela a su madre, pero no logra encontrarla. Casualmente conoce a un curioso personaje que los acoge y que le facilita un trabajo a Samuel. Ocho años más tarde, cuando padre e hija se han hecho inseparables, Kristin regresa con intención de recuperar a la niña.
En la película hay amor, drama, engaño, reencuentro, pero en conjunto es sencillamente una comedia amable, divertida, que no nos plantea ninguna pregunta existencial, pero que nos permite pasar un rato agradable. El sorprendente salón de Samuel, con una piscina llena de pelotas, un playmóvil gigante, una locura de sofá, etc., es la imagen plástica de que la vida del padre y la hija ha sido, durante esos ocho años, una continua fiesta de juegos y fantasía. Es cierto que los personajes no son creíbles -ni esa madre que deja a su niña al padre biológico del que sabe es un irresponsable y luego, años más tarde regresa como si nada; ni el bribón convertido en un instante en padre abnegado-, pero es que el film no pretende ser un retazo de realidad, sino un pasatiempo ameno e intrascendente. Omar Sy es fiel al estilo jocoso y exagerado que lo ha hecho famoso, suavizado, en este caso, con rasgos de ternura filial, y Gloria Colston, en el papel de la niña de ocho años0 nos ofrece una personita que nos cautiva con su inteligencia, su ingenuidad y su dulzura. El resto del elenco les ofrece una buena réplica.
Mañana empieza todo es un remake de No se aceptan devoluciones de Eugenio Derbez (2013), la película mexicana más exitosa de la historia, escrito y dirigido en este caso por el francés Hugo Gélin. Sin exigirle demasiada calidad, constituye un buen producto para ver en familia.