Cine y Valores

El elegido

Título original: 
El elegido
Puntuación: 
5

Average: 5 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2016
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
125
Contenido formativo: 
Crítica: 

León Trotsky había sido uno de los más estrechos colaboradores de Lenin. Poco después de la muerte de éste, acaecida en 1924, José Stalin lo apartó de la dirección del partido, más tarde, en 1927, lo expulsó y dos años más tarde lo desterró del país. El dictador no permitía a nadie que le hiciera oposición o sombra. El entonces presidente de México, Lázaro Cárdenas le concedió asilo y allí, en Coyoacán, vivió Trotsky hasta su asesinato el 1 de agosto de 1940, en compañía de su esposa Natasha Sedova.

La película narra la historia del complot para matar a Trotsky, siguiendo órdenes directas del mismo Stalin. Para esa misión, el “elegido” fue un español de Barcelona, Ramón Mercader, miembro del partido comunista. Bajo la falsa identidad de Jacques Mornard, de nacionalidad belga, se instala en París. En septiembre de 1938, con ocasión del congreso fundacional de la IV Internacional, llega a la capital francesa Sylvia Ageloff, una joven estadounidense que trabaja para Trosky. El “casual” encuentro entre ambos  -minuciosamente preparado por la inteligencia soviética- constituye la primera parte de su misión: debe seducir a Sylvia, que será el medio para penetrar en el círculo de íntimos de Trosky. Ramón/Jacques es el adorable cicerone de Sylvia durante los meses que va a pasar en París, antes de regresar a Nueva York, ya perdidamente enamorada de él. A principios de 1940, Mercader viaja a México para reunirse con su amante, que se ha convertido en la secretaria de Trosky. Al principio, el presunto Jacques Mornard sólo debía informar, pero falla la operación, y a él le encomiendan la difícil labor de llevar a cabo el asesinato, bajo las órdenes de su misma madre, Caridad Mercader.

Antonio Chavarrías nos ofrece una fiel reconstrucción histórica, narrada con objetividad, sin tomar partido ni por los defensores de Trostky ni por aquellos que lo consideraban un traidor. Y tal vez sea dicha fidelidad a los hechos lo que más estremece. Nos encontramos con personajes fríos, sin hondura. Son sólo piezas al servicio del Partido; nadie debe pensar ni sentir, únicamente se han de obedecer ciegamente las órdenes. La relación de Caridad Mercader con su hijo Ramón hiela la sangre, como la de éste con el capitán Vidal, su amigo y antiguo compañero en la guerra de España. Si en las conversaciones parece que a veces se hace alusión a ideales sociales, en el desarrollo de los hechos y en la actitud de las personas, hay una ausencia total de referentes éticos y de valores humanos. Sólo cuenta el partido, la persona en sí carece de valor. Es la concepción materialista del hombre y de la historia de Marx.

Alfonso Herrera encarna a un Ramón Mercader creíble y Hannah Murray nos ofrece una Sylvia Ageloff idealista e inteligente, pero ingenua en su ceguera ante el confuso Jacques Mornard. Elvira Mínguez está magnífica como la gélida Caridad Mercader y el resto del elenco cumple perfectamente. La película está bien realizada pero acaba siendo repetitiva y el exceso de metraje llega a hacerla pesada y aburrida.