Cine y Valores

La Espera

Título original: 
L’attesa
Género: 
Puntuación: 
6

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Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2015
Dirección: 
Fotografía: 
Distribuidora: 
Duración: 
100
Crítica: 

En una antigua y señorial villa, Anna, rota de dolor por la reciente muerte del hijo, no quiere ver a nadie. La casa está aislada en pleno campo, con todas las ventanas cerradas y los espejos cubiertos de telas negras. En el exterior, un paisaje idílico de primavera y una suave niebla que avanza lentamente cubriendo la silueta imponente del Etna. Dentro, la soledad y el silencio, sólo alterado por el ruido de los pasos de Pietro, el fiel empleado. Inesperadamente, llega una desconocida, Jeanne, la novia de Giuseppe, a la que éste había invitado a pasar unas vacaciones en su casa. Pero Giuseppe no está. Anna le asegura que llegará pronto. Los días pasan y entre las dos mujeres se va creando una relación afectiva mientras esperan juntas la víspera de Pascua (muerte y Resurrección), cuando Giuseppe regresará para asistir a la procesión.

Anna se deja envolver por la impaciencia enamorada de Jeanne, que le hace sentir que la vida de Giuseppe todavía no se ha apagado. Y llevada por un deseo vital de prolongar la vida del hijo, le oculta a la joven la realidad de la muerte del amado al que ambas esperan.

El tiempo transcurre lentamente, sin apenas diálogo, sin apenas acción. El silencio elocuente, las lágrimas apenas afloradas, las tímidas sonrisas, el agua centelleando herida por el sol resplandeciente en contraste con la oscuridad de la casa forman como un fresco en el que aparece lo que está sucediendo en el interior de cada una de esas dos mujeres que esperan al mismo ser amado. Toda la historia se despliega en detalles reveladores. Antes de que Jeanne llegue a la casa, vemos sobre una destartalada camioneta una imagen de la Virgen totalmente envuelta en plástico negro del que sólo surgen sus manos implorantes. En la procesión del Santo Entierro, se le quita por fin el embozo y aparece la Madre dolorosa. La misma noche en que para Anna, madre dolorosa, ha terminado la posibilidad de hurtarse a la realidad: Giuseppe no volverá y no tiene sentido que la novia lo siga esperando, debe partir a una nueva vida. Sólo ella, la madre, va a seguir soñando con la presencia del hijo. La muerte no puede ser el fnal definitivo de un ser capaz de amar y ser amado, porque el amor está abierto al infinito.

Piero Messina nos ofrece una narración llena de misterio y poesía, con unas imágenes bellísimas. Es una película para contemplarla, dejándose llevar de la dulzura amarga del denso dolor de una madre que no puede renunciar al hijo. Juliette Binoche, como de costumbre, está soberbia, en un papel nada fácil, encarnando a un personaje quebrado por la pena y a la vez fuerte para no consentir que la vida del hijo se apague definitivamente. En este caso, ha encontrado un contrapunto magnífico en Lou de Laâge. Entre ambas se establece un entendimiento mudo, hecho de miradas, gestos, lágrimas y sonrisas, buscando y escondiendo una verdad que son incapaces de aceptar.

Una película bellísima para quienes amen la poesía y se detengan a deleitarse con ella.