Pancho, el perro millonario al que tocó la lotería, vive con todo lujo, en una gran mansión que ha convertido en un auténtico paraíso de juguetes. Su secretario personal es Alberto (Iván Massagué), que lleva sus negocios, administra su fortuna, se ocupa de su seguridad y, sobre todo, es un amigo leal que siempre busca su bien. No le gusta ver a Pancho convertido en un perro irresponsable, entregado a la molicie, sin pensar más que en darse toda suerte de caprichos extravagantes, y hace todo lo posible porque abandone su vida de absurdos derroches.
Montalbán (Armando del Río), un hombre de negocios sin escrúpulos ni moral, le ofrece asociarse con él en una empresa de confección de juguetes, que les proporcionará pingües beneficios. Pero Alberto rechaza la oferta porque conoce la realidad de sus fábricas, en las que se explota mano de obra infantil. Montalbán monta en cólera y da orden a sus dos “gorilas”, Marcos (Alex O’Dogherty) y Tenazas (Secun de la Rosa) de que secuestren a Pancho, roben toda su fortuna y maten a Alberto.
La abogada del empresario, la hermosa Patricia (Patricia Conde), antigua compañera de universidad de Alberto, al conocer las artimañas de su jefe, decide cambiar de bando y ayudar a su amigo.
La película es muy entretenida y divertida, especialmente cuando Pancho entra en acción. Como en un auténtico cuento infantil, los “malos” son los más fuertes y quieren destruir a los “buenos”. Pero éstos utilizan la astucia y resultan vencedores, dejando en evidencia la necedad y la torpeza de los bellacos.
En el guión hay algunos guiños al público adulto que sobran totalmente porque desvirtúan, aunque sea mínimamente, un muy bien logrado guión para niños. Hay también referencias al cine, como a la mítica La trampa o a La tentación vive arriba. Los más pequeños no las captarán, pero, en este caso, tienen su chispa de gracia.
Bajo la divertida aventura de Pancho y Alberto, hay un buen mensaje para niños y mayores, y es que todos los caprichos y juguetes del mundo, por muy sofisticados que sean, no valen un buen amigo con el que compartir. Jugar juntos en el parque, apoyarse mutuamente y quererse resulta mucho más gratificante que entretenerse con una maquinita delante de una pantalla.
Además de la amistad, aparecen valores como el compromiso por los demás, la bondad, la generosidad, el cariño de los padres a los hijos, la ayuda mutua...
Pancho, el perro millonario, sin ser una gran película, resulta un buen producto para ver en familia y reírse a gusto. Sin olvidar que da posibilidades para un diálogo constructivo y formativo. Película totalmente recomendable.
Pancho, el perro millonario
Género:
Puntuación:
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Publico recomendado:
País:
Año:
2014
Dirección:
Guión:
Fotografía:
Música:
Intérpretes:
Distribuidora:
Duración:
87
Contenido formativo:
Crítica: