Cine y Valores

Las vidas de Grace

Título original: 
Short Term 12
Género: 
Puntuación: 
8

Average: 8 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2013
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
96
Contenido formativo: 
Crítica: 

Un centro de acogida para adolescentes problemáticos, en el que pueden permanecer hasta la mayoría de edad. Grace, la supervisora del centro, es una mujer tremendamente fuerte, que desempeña muy bien su labor, combinando a la perfección la firmeza en el cumplimiento de las normas, con la cercanía a los chicos, la cordialidad y la ternura. Con ella trabajan su novio Mason y el voluntario recién incorporado Nate.
La llegada de Jayden, una joven de 15 años, muy inteligente pero muy reservada y extremadamente problemática, con una situación familiar y afectiva muy conflictiva, remueve los fantasmas del pasado de Grace, que nadie conoce, ni tan siquiera Mason, y que ella creía tener ya superados. El hecho es que se involucra con Jayden hasta el punto de traspasar la línea de lo permitido, tal vez porque, en el fondo, está poniendo orden en sus propias vulnerabilidades.
Mason es un personaje entrañable, muy comprensivo y con un gran sentido del humor. Es un gran narrador de historias divertidas, que sabe ser cercano a los internos, amable y servicial, pero sin dejar nunca su lugar de responsabilidad. Ama profundamente a Grace y aunque sus inexplicables cambios de humor lo hacen sufrir, espera pacientemente, sin forzarla nunca, que encuentre la paz interior.
Ni la historias de Grace y Jayden ni las tramas secundarias de algunos chicos son demasiado originales, pero el drama y la tensión van subiendo de tono a medida que avanza la historia, con momentos de humor que proporcionan un cierto respiro al espectador, que en todo momento se siente involucrado en una historia repulsiva, pero, desgraciadamente, no poco frecuente. Así el dramatismo es de la vida misma, del sufrimiento y la injusticia que sabemos tenemos cerca aunque no los veamos porque permanecen en la impunidad del silencio y la oscuridad.
Los planos están diseñados de tal modo que el público tiene la sensación de asistir personalmente a la vida cotidiana en un Centro de acogida, con una cierta opresión tanto en lo externo como en las vivencias personales de esos pobres chicos.
Es una película magnífica, delicada, intensa que, a pesar de las situaciones desgarradoras que se van desvelando, transmite paz y confianza en la humanidad. Nadie debería perdérsela, y mucho menos las personas involucradas en los ámbitos de la educación.