Cine y Valores

El hombre que quiso ser Segundo

Puntuación: 
7

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Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2015
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
91
Contenido formativo: 
Crítica: 

¿Que “quiso ser segundo”? Ser “segundo” implica que hay un primero… ¿Segundo de Chomón quiso ser “segundo”? ¿O el título hace referencia al hombre que quiso llegar a ser Segundo de Chomón?
El docudrama constituye un homenaje al cineasta español Segundo de Chomón, nacido en Teruel en 1871, que acabó sus días en París, sin haber llegado a cumplir 60 años. Una trayectoria personal y profesional breve pero muy intensa, que recoge con reverencia Ramón Alòs. Su recreación cinematográfica de la vida del cineasta parte del nacimiento de dos gemelos en el hogar del doctor Chomón. Al que nació primero, se le dio el nombre de Primo, al siguiente lo llamaron Segundo. Los hermanos estuvieron siempre muy unidos, pero a partir del episodio de la guerra de Cuba, la cercanía se hizo todavía mayor y fue constante la presencia de Primo en la vida y las decisiones de su hermano. A propósito de las cartas intercambiadas entre ambos, que tanto relieve tienen en este film, conviene fijarse bien en la aclaración que aparece en los créditos finales.
Alòs nos ofrece una película que combina la exposición de la realidad, con gran profusión de documentos y de intervenciones de estudiosos de la obra de Chomón, con una cierta dosis de ficción, todo ello perfectamente trenzado con una narrativa didáctica muy fluida y amena. Chomón fue un auténtico genio de los trucajes cinematográficos, aunque, como ha sucedido con tantos otros pioneros del cine universal, que han quedado en la sombra del olvido, la historia no le ha hecho justicia. Así pasó también con su gran y admirado maestro, Georges Méliès, que acabó sus días totalmente arruinado, vendiendo juguetes en una estación de París. Recordemos la inolvidable película de Martin Scorsese “La invención de Hugo”, en la que se rendía homenaje al gran mago del cine francés, que aparecía como personaje, “papá Georges”, regentando su pequeño establecimiento en la “gare Montparnasse”. Chomón apenas si pudo trabajar con Méliès, pues éste rechazó su colaboración, y el turolense se vio obligado a entrar en la empresa rival de los hermanos Pathé, donde no sólo imitó al maestro, sino que, en ciertos aspectos, lo llegó a superar.
Como digno tributo al genil del trucaje, Ramón Alòs hace una inteligente exhibición de juegos malabares, manejando hábilmente esa tenue línea que separa la realidad y la ficción. ¿O, tal vez, sería más acertado decir la “línea que une”, en la que llegan a encontrarse y entremezclarse lo temporal y lo onírico, lo vivido y lo imaginado? “El hombre que quiso ser Segundo” es, ciertamente, un instrumento muy valioso para conocer el arte cinematográfico de Segundo de Chomón, pero, al mismo tiempo, es un modelo de otro tipo de trucos que dejan al espectador asombrado, con un gran interrogante abierto, e incitado a “rebobinar” mentalmente toda la historia que acaba de contemplar en la pantalla, para intentar descubrir el ardid y encontrar la solución.
¿Ser “segundo” –o Segundo– implica que hay un primero…?