El film está basado en el libro homónimo de Jonas Jonasson, que ha supuesto un auténtico éxito de ventas desde su publicación en 2009.
Es el día en que Allan Karlson cumple 100 años. En la residencia de ancianos donde vive, le preparan una cariñosa fiesta de cumpleaños. Pero, momentos antes de la celebración, sin que nadie lo pueda sospechar, se desliza por la ventana de su habitación y se dirige a la estación de autobuses. Allí, un motero perteneciente a una temible banda de delincuentes, lo deja momentáneamente al cargo de su maleta mientras él va al servicio. Justo en ese instante llega el autobús y Allan, cumpliendo a rajatabla la orden del motero, no se separa de la misteriosa maleta y se la lleva con él. A partir de ahí, el anciano se verá envuelto en una trama criminal con un peligroso capo mafioso y sus secuaces.
El humor negro de la historia –en la que sea acumulan accidentes, disparos y muertos– no llega nunca a ser desagradable y la película resulta divertidísima. El protagonista y el resto de los personajes –delincuentes o policías– son de una tal simpleza e ingenuidad que quitan toda gravedad a los hechos que podrían ser truculentos, y la historia resulta amable y cómica, con escenas realmente hilarantes. Especialmente en los flash-backs que muestran la larga vida de Allan, y lo vemos en relación personal con personajes como Truman, Stalin, el General Franco, Reagan, Gorbachov...
A pesar de lo disparatado del argumento, éste presenta un hilo conductor “lógico”, por lo menos en el tiempo, tanto en la aventura de Allan y sus compañeros como en la narración de su biografía, lo cual, sin llegar a darle verosimilitud, le ofrece una cierta racionalidad que, en contraste con el total desatino de de la vida del “abuelo”, produce todavía más comicidad.
Película totalmente recomendable para quien quiera pasar un buen rato de diversión y carcajadas.