La estrella del rock, Marianne Lane ha llenado con sus actuaciones los más grandes estadios del mundo. A causa de una operación de las cuerdas vocales ha debido abandonar temporalmente su trabajo y no debe hablar durante algunas semanas para dejar descansar su voz. Así que ha decidido aislarse e ir a descansar con Paul, su joven amante, a la isla italiana de Pantelleria, en el Mediterráneo. Pero la tranquilidad de la pareja es alterada cuando aparece el impresentable Harry Hawkes, productor discográfico de todos los álbumes de Marianne y su antiguo amante. Va acompañada de su hija Penélope, una joven sensual que pronto se interesa por Paul. Harry fue quien, tiempo atrás, arrojó a Marianne a los brazos de Paul, para librarse él mismo de la relación, aunque ahora lo siente e intenta recuperarla
Una piscina, un sol cegador, un calor canicular y dos parejas envueltas en celos, incertidumbres y deseo. La película, remake de “La piscina” de Jacques Deray (1969), que protagonizaron la mítica pareja Romy Schneider y Alain Delon, junto a Maurice Ronet y Jane Birkin, no alcanza ni de lejos la altura ni la finura de aquella. Como en el film de Deray, brota una inquietante combinación de tensión erótica y de suspense psicológico entre los cuatro protagonistas, que se desplazan hacia la traición, de la que todos son conscientes pero que nadie se atreve a reconocer.
Al principio la película parece prometedora, sobre todo porque se están dilucidando dos cuestiones interesantes: en el nivel del argumento, intriga saber si la pareja Marianne-Paul podrá resistir ante los perversos embates de Harry; en lo profundo del tema, se ofrece a la reflexión si la total libertad de costumbres lleva a la felicidad o, por el contrario, acaba sumiendo en el absurdo y el hastío. Sin embargo, el ritmo decae pronto, el suspense degenera en tedio y la película se hace insoportable hasta concluir en un desenlace totalmente forzado.
El personaje de Harry podría haber sido interesante porque es el hombre de vértigo, ansioso de dominio, capaz de toda manipulación y falsedad con tal de conseguir sus indignos objetivos. Destruye todo a su paso hasta acabar siendo él mismo víctima de su ruindad. Pero al guion le falta solidez y, aunque la trayectoria de Harry es la del puro vértigo, carece de hondura y la lógica interna no está bien trazada, de modo que acaba perdiendo todo atractivo. Los cuatro actores son, sin duda, lo mejor de la película, lo cual no es decir mucho, dado lo poco que ésta nos ofrece.