Cine y Valores

Quien a hierro mata

Título original: 
Quien a hierro mata
Género: 
Puntuación: 
7

Average: 7 (1 vote)

Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2019
Dirección: 
Fotografía: 
Música: 
Distribuidora: 
Duración: 
90
Contenido formativo: 
Crítica: 

A HIERRO MUERE

Antonio Padín, despiadado patriarca de una importante banda de narcotraficantes gallegos, sale de la prisión donde cumple condena, debido a su avanzada edad y a una grave enfermedad degenerativa. En contra de la opinión de sus dos hijos, Toño y Kike, el narco decide no regresar a su casa sino ingresar en una residencia especializada para enfermos asistidos. Los dos hermanos han quedado ahora al mando del negocio familiar de tráfico de drogas, que actúa bajo la tapadera de una empresa de distribución de marisco.

Antonio no muestra ninguna confianza sobre la capacidad de sus hijos para sucederle y tampoco se fía de estar en sus manos en el domicilio familiar. Toño y Kike, tan ineptos como piensa el padre, se involucran en una operación a gran escala, de la que Antonio no quiere ni oír hablar porque le parece una locura abocada al fracaso.

Mientras tanto, Antonio ve cómo sus facultades físicas, no las mentales, van mermando y tiene una dependencia cada día mayor de Mario, el jefe de enfermeros de la residencia, que está a su cuidado y se desvive en atenderlo, sin importarle los horarios. En unos momentos en que Julia, su esposa, está a punto de dar a luz a su primer hijo.

Paco Plaza nos ofrece una película muy bien realizada, con un guion sólido de Juan Galiñanes y Jorge Guerricaechevarría, que si en algún momento parece estancarse un poco, en general avanza a buen ritmo, con capacidad de mantener viva la intriga. En ocasiones, como los pasillos y recovecos del hospital o las persecuciones en la noche, el suspense es tan agudo que casi roza el terror.

El título, muy bien traído, constituye una síntesis de toda la trama. La idea es transversal a lo largo de toda la línea argumental. Quien a hierro mata es, ante todo, un thriller muy entretenido, pero tiene un rico contenido humano y con un serio aviso encerrado en el título. Desde la excarcelación de Padín, hasta la escena final con un inconmensurable Luis Tosar, todo el desarrollo de la trama tiene una rigurosa lógica interna. No hay nada forzado ni totalmente previsible, pero, según va avanzando la narración, se hace cada vez más evidente que quien a hierro mata…

Junto a Luis Tosar, para cuya actuación no hay palabras, es extraordinario el último trabajo que nos ha dejado Xan Cejudo, el capo Padín, lamentablemente ya fallecido y a quien va dedicado el film; Ismael Martínez y Enric Auger, como los hijos de Padín, nos presentan dos tipos que bien parecen estar sacados de la realidad; y María Vázquez muy comedida, es la gota de humanidad, sensatez y ternura en ese maremágnum de ambición, venganza, rencor y violencia.

La película deja un regusto de amargura por la acción destructiva y finalmente autofagocitadora del mal, hasta el punto de dejar estéril el impulso del perdón. Es, sin duda, una visión muy pesimista de la vida y del ser humano