Cine y Valores

Los chicos y Guillaume, ¡a la mesa!

Título original: 
Guillaume et les garçons, à table!
Género: 
Puntuación: 
6

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Publico recomendado: 
País: 
Año: 
2013
Dirección: 
Fotografía: 
Distribuidora: 
Duración: 
85
Contenido formativo: 
Crítica: 


Adaptación al cine de una obra de teatro autobiográfica, la película narra la vida de Guillaume Gallienne (guionista, director e intérprete de “Guillaume et les enfants, à table!”) y de cómo se convirtió en actor imitando a su madre. "Cuando era pequeño –dice–, mi madre me decía: «Los chicos y Guillaume». Ese "et" me hizo creer que para ser siempre único a los ojos de esa mamá sin ternura pero extraordinaria, para distinguirme de esa masa anónima de los chicos, era necesario que yo no fuera uno de ellos. Así que hice todo lo posible para ser una niña, y para ello qué mejor modelo que mi madre. De modo que, imitándola, empecé a interpretar. Poco a poco, adquirí su misma voz, sus gestos, sus expresiones. No me convertí en afeminado, sino en femenino, identificándome con mamá y después con todos los personajes femeninos que me atraían".
Esta actitud "femenina" hizo que la gente de su entorno, empezando por su propia familia, de la alta burguesía francesa, lo "etiquetara" como homosexual desde su infancia, y lo tratara por ello con un cierto desdén.
Guillaume Gallienne nos ofrece una suerte de sucesión de flashes de su infancia y juventud: como objeto de burlas en el internado, su experiencia en el ejército, sus secretos intentos de comprobación de su identidad sexual... A pesar de la crudeza de algunas escenas, no cae nunca en la vulgaridad y es capaz de mantener siempre un tono de humor comedido y elegante.
Varios momentos de la película provocan las carcajadas, pero una escena en concreto es de auténtica antología: Guillaume, que intenta librarse del servicio militar, en la consulta de un psiquiatra del ejército. El diálogo y tartamudeo de ambos es totalmente hilarante. También merecen destacarse las clases de equitación, que sugieren el proceso por el que un hombre llega a encontrar su equilibrio y seguridad personal.
Llama la atención cómo un asunto tan grave como un trastorno de identidad, sin perder nada de autenticidad –narra fielmente su propia biografía–, resulta una comedia divertida. En cierto modo, la película está a medio camino entre el psicoanálisis burlesco y una mirada retrospectiva llena de ternura y carente de todo rencor. El guión es excelente y la combinación teatro/cine/historia real impresionante. Pero lo que da mayor altura al film, es la genial actuación de Guillaume Gallienne, en el papel de sí mismo y encarnando a su propia madre.